Iota se degradó la madrugada de este miércoles a depresión tropical, poco después de haber llegado a El Salvador y tras haber provocado daños importantes en Nicaragua, donde miles de personas quedaron incomunicadas, sin agua y sin luz.
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Según un reporte del Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, Iota se desplazaba sobre El Salvador con vientos máximos sostenidos de 55 kilómetros por hora, y se esperaba que se disipara “más adelante” en la jornada.
El fenómeno tocó tierra la noche del lunes en territorio nicaragüense como huracán de categoría 5, con vientos máximos de 260 kilómetros por hora, según el Centro Nacional de Huracanes.
A su paso, no obstante, Iota ya sumaba al menos diez muertos, y amenazaba con agravar aún más la situación en zonas devastadas por el poderoso ciclón Eta, que también golpeó territorio centroamericano hace apenas unos días.
De las diez víctimas mortales, seis se registraron Nicaragua, dos de ellas menores de edad; otros dos en el archipiélago colombiano de San Andrés, Providencia y Santa Catalina; uno más en Panamá y el último en El Salvador.
Amenaza regional
En Honduras, militares y policías desalojaron a pobladores de zonas de riesgo en la región del valle de Sula y de orillas de los ríos y barrios propensos a deslaves en Tegucigalpa.
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En la comunidad de Nueva Jerusalén, en el Caribe, los vientos destruyeron el techo del centro de salud y 38 viviendas, y arrancaron árboles.
Iota también se hizo sentir en Costa Rica, que reportó 16 inundaciones, en su mayoría en el litoral Pacífico, y cinco deslizamientos que bloquearon rutas, según la Comisión Nacional de Emergencias.
Guatemala, en tanto, se preparaba para “lo peor”, según el presidente Alejandro Giammattei, aunque los daños han sido menores a lo esperado.
La actual temporada de huracanes en el Atlántico ha batido récords, con Iota como la decimotercera de las 30 tormentas con nombre registradas este año que han alcanzado la categoría de huracán.
*Con información de AFP