Rodrigo Saravia nació en Guatemala el 22 de febrero de 1993, hijo de Jaime Saravia y Claudia Samayoa. Siempre fue un niño normal, que iba al colegio, compartía con sus amigos al regresar a casa. Su familia se caracterizó por el gusto por el tenis, pero él sabía que la pasión por el futbol era más grande que la que podía sentir por cualquier otro deporte.
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Así fue cómo comenzó a entrenar en la academia futbolística de la empresa “Futeca”. Posteriormente, fue descubierto por el equipo Antigua GFC, que lo invitó a formar parte de sus divisiones inferiores.
En 2012 obtuvo una beca deportiva para estudiar en los Estados Unidos. Jugó para la Universidad de la Costa del Golfo en Florida, en el equipo “Florida Gulf Coast Eagles” hasta 2015.
“Allí supe que quería dedicar toda mi vida al deporte (…). Quizá en algún momento pensé en ser arquitecto, pero no pude equilibrar ambos intereses”, comenta Rodrigo.
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En 2016 se convirtió en el jugador número 19 en ser elegido en el Superdraft de la Liga Estadounidense de Futbol (MLS). En febrero del mismo año firmó su primer contrato profesional con el equipo “Columbus Crew SC”.
El año siguiente jugó en el “IK Frej”, la segunda Liga de mayor nivel en Suecia, y en 2018 volvió a Estados Unidos, para jugar con los “Swope Park Rangers”. Ahora juega como mediocampista del equipo de Comunicaciones, en Guatemala.
Uno de los aspectos más importantes en la vida de Rodrigo Saravia es el cuidado físico. Por ello, entrena todos los días en el Estadio Cementos Progreso, y se da cuenta de que, si quiere seguir teniendo éxito en lo profesional, puede salir a festejar con sus amigos o familia, siempre y cuando evite los excesos que pueden tener un efecto dañino en su organismo.
“También hay que ser profesionales en el ámbito personal”, comenta Rodrigo.
La responsabilidad de jugar en el extranjero
Rodrigo Saravia tiene muy claro que debe cuidar su reputación. Comprende que el haber sido seleccionado para jugar afuera conlleva la responsabilidad de poner siempre en alto el nombre de Guatemala, a pesar de que ya esté de vuelta. Él recuerda su experiencia en Suecia y Estados Unidos como una de las mejores etapas de su vida. Le gustaría repetirla, pero en equipos más cercanos a su país, como México y Costa Rica.
“Lo haría de nuevo, pero lo aprovecharía más”, asegura.
Además, está consciente de que para alcanzar sus sueños es necesario hacer sacrificios. También hay que enfrentar muchos retos, como la falta de ilusión por el deporte en los guatemaltecos. Sin embargo, esto no lo ha desanimado y está dispuesto a seguir jugando hasta que las fuerzas se le acaben.
Una de sus motivaciones principales es pensar en lo afortunado que es por haber logrado tanto a tan corta edad. Sabe que no puede rendirse porque hay muchos que quisieran estar en su lugar y no lo lograron: “antes hablaba con mis compañeros sobre ser futbolistas profesionales, pero solo yo lo logré (…). Ahora aprovecho lo que tengo y me digo a mí mismo que hay que disfrutar porque, aunque hay más bajos que altos, siempre se debe vivir el momento al máximo”.
Rodrigo Saravia como ejemplo para las siguientes generaciones
Sin duda alguna, ha sido un camino lleno de momentos buenos y lecciones aprendidas. Por ello impulsa a los niños a trabajar duro por sus sueños, sobre todo si están relacionados con el deporte. También anima a los padres de familia a apoyar esas metas.
Rodrigo Saravia sabe lo que significa apuntar alto en la vida y esforzarse para llegar hasta allí. Se levanta cada día pensando que su futuro depende de las acciones de ahora.
Él vive a plenitud, teniendo siempre en mente que hay que disfrutar el presente, pero sin olvidar cuánto costó llegar a la meta.