Los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de Rusia, Vladimir Putin, sostuvieron al mediodía de este jueves una conversación telefónica con la intención de tantear una vía diplomática frente a la crisis sobre el tema de Ucrania.
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La plática entre ambos mandatarios se extendió por alrededor de 50 minutos, según dijo la Casa Blanca, que además publicó una fotografía de Biden, con el teléfono en la mano, en una habitación con paredes revestidas de madera. El presidente estadounidense se encuentra actualmente en Wilmington, Delaware, donde prevé pasar las fiestas de fin de año.
Durante la conversación, Biden se proponía insistir en que sigue “profundamente preocupado” por la presencia de decenas de miles de militares rusos en la frontera con Ucrania, y en que está “preparado para responder” en caso de una ofensiva.
Unas horas antes de la llamada, Putin dijo estar “convencido” de que era posible un diálogo “eficaz” y “basado en el respeto mutuo”, y recordó la cumbre entre ambos celebrada en junio, en Suiza.
Rusia, a medida que se acercan las negociaciones ruso-estadounidenses del 10 de enero, repite una y otra vez que su prioridad es negociar dos tratados que redefinan el equilibrio y la arquitectura de seguridad en Europa. Para el Kremlin, la seguridad de Rusia pasa por prohibir que la OTAN se amplíe y por terminar con las actividades militares occidentales en lo que Moscú considera su zona de influencia.
Descartan “concesión”
En otra entrevista telefónica que ambos sostuvieron a principios de diciembre, Biden amenazó a Putin con sanciones “como nunca había visto” si Rusia ataca a Ucrania.
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No obstante, los países occidentales han descartado hasta ahora una respuesta militar a una eventual invasión rusa, y Moscú ha hecho poco caso a las amenazas de sanciones.
Moscú y su élite dirigente ya son objeto de numerosas represalias económicas de los países occidentales por la cuestión ucraniana y la represión en el país, pero ninguna de estas medidas ha hecho cambiar de actitud al Kremlin, más bien lo contrario.
Rusia niega estar amenazando a Ucrania, aunque en 2014 anexionó su península de Crimea, y afirma actuar en respuesta a la hostilidad de Occidente que respalda a Kiev, especialmente en su conflicto contra separatistas prorrusos en el este del país. Estos últimos, aunque los dirigentes rusos lo nieguen, son sospechosos de estar a las órdenes del Kremlin.
Por lo pronto, la negociación del 10 de enero en Ginebra sobre Ucrania y la estabilidad estratégica se anuncia tensa.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha descartado de entrada cualquier “concesión” y Estados Unidos ya había advertido que algunas peticiones rusas eran “inaceptables”.
*Con información de AFP