El juez Cameron Mander, de Nueva Zelanda, condenó este jueves a cadena perpetua, sin posibilidad de libertad condicional, a Brenton Tarrant, autor de los ataques contra dos mezquitas de Christchurch, en los que murieron 51 personas en 2019.
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Al pronunciar la pena, el juez Mander dijo que detrás de la ideología “retorcida” de Tarrant, a quien calificó de “hombre malo” e “inhumano”, se oculta un “odio profundo” que lo llevó a atacar a los fieles musulmanes, entre ellos niños.
“Le corresponde al tribunal aportar una respuesta de rechazo categórico ante una maldad tan abyecta”, declaró el juez, al dictar la sentencia, sin precedentes en la historia judicial de Nueva Zelanda.
El magistrado, quien recalcó el alto precio pagado por la comunidad musulmana neozelandesa, afirmó, no obstante, que Tarrant “fracasó” en promover la ideología de extrema derecha.
“Fue brutal y despiadado. Sus acciones fueron inhumanas”, declaró.
Por su parte, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, reaccionó inmediatamente deseando al asesino una vida de “silencio total y absoluto”.
No hace uso de la palabra
Tarrant, de 29 años de edad y originario de Australia, ni se inmutó al escuchar los testimonios de los supervivientes durante los cuatro días de vistas judiciales. Algunos de ellos no pudieron ocultar su dolor y estimaron que el “terrorista” merecía morir, o nunca más “ver el sol”.
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El acusado optó por asumir él mismo su defensa. Renunció a sus abogados el mes pasado, y decidió no hacer uso de la palabra.
Antes del lunes, el asesino había asistido por videoconferencia, desde la prisión de alta seguridad en Auckland, a las vistas anteriores.
Durante el juicio, el fiscal Barnaby Hawes relató cómo Tarrant disparó de forma metódica e indiscriminada mientras retransmitía en vivo la masacre a través de las redes sociales.
Minutos antes de comenzar el ataque, había publicado en un sitio web extremista un “manifiesto” de 74 páginas. También envió correos electrónicos a la prensa con amenazas contra las mezquitas.
*Con información de AFP