Con la llegada de la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, muchas cosas han cambiado en Guatemala. Desde que se instauró el toque de queda parcial para evitar la propagación del Covid-19, el bullicio cotidiano de la capital ha sido sustituido por el canto de los pájaros, las altas cargas vehiculares han desaparecido y el silencio se ha apoderado de las calles y las avenidas.
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Más de la mitad de la población mundial ha sido invitada u obligada a quedarse en su hogar para luchar contra la propagación del virus. Esas medidas, en forma de confinamientos obligatorios o recomendados, toques de queda o cuarentenas, afectan a más de 90 países o territorios.
Las tardes y noches en Guatemala ya no son las mismas desde el pasado 22 de marzo, cuando el presidente, Alejandro Giammattei, decretó toque de queda parcial, que ahora será de 6 de la tarde a 4 de la mañana.
El bullicio característico de la capital se esfumó. Ya no hay imágenes de tráfico vehicular en horas pico. El canto de los pájaros es predominante.
Por las noches, la soledad se percibe en cada rincón del país.
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Operativos
Agentes de la Policía Nacional Civil montan puestos de control en algunos sectores con el propósito de que se cumpla la medida que limita la locomoción.
Inspecciones a los motoristas que reparten comida y en los vehículos de las personas que sí pueden circular se implementan.
“Buscamos que no lleven ningún ilícito, como drogas o bebidas alcohólicas”, dicen los policías.