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Madrid habilita pista de hielo de un centro comercial como morgue para fallecidos por coronavirus

En el "Palacio de Hielo", militares enfundados en trajes de protección acuden en furgonetas rojas; la otrora pista de patinaje sirve ahora de depósito para los cadáveres.

La pista de hielo de un centro comercial de Madrid, conocido como el "Palacio de Hielo", funciona a partir de esta semana como morgue para almacenar cuerpos de fallecidos a causa del coronavirus, indicaron autoridades de la región.

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"Se ha empezado a habilitar para tener preparada la instalación cedida en el (centro comercial) 'Palacio de Hielo' (…) para acoger cadáveres, y así poder facilitar el trabajo a los servicios funerarios ante esta situación excepcional", indicó en un comunicado el gobierno regional de Madrid.

Se trata de "una medida temporal y extraordinaria encaminada, fundamentalmente, a mitigar el dolor de los familiares de las víctimas y la situación que se registra en los hospitales madrileños", agregó.

La alcaldía de Madrid indicó el lunes que la empresa funeraria municipal no estaba en capacidad de recibir más cadáveres, al no contar con equipos de protección para su personal.

En el "Palacio de Hielo", militares enfundados en trajes de protección acuden en furgonetas rojas; la otrora pista de patinaje sirve ahora de depósito para los cadáveres.

La pista de hielo se ubica cerca de Ifema, un centro de convenciones transformado en un hospital de campaña con mil 500 camas, y que podría llegar a acoger 5 mil 500.

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Inaccesible a la prensa, solo pueden verse las ambulancias que acceden a este hospital de campaña.

La muerte sobrecoge Madrid

En el décimo día de confinamiento general en España, nadie pasea entre los rascacielos del barrio de negocios de Madrid. Solo se ve ajetreo en el cercano hospital, donde un enfermero confía que "esta noche, solo en urgencias, hubo cinco muertos de coronavirus".

Solo la región capitalina contabilizaba el martes mil 535 decesos de los casi 2 mil 700 registrados en toda España, según el balance oficial.

En las puertas de las urgencias del hospital universitario de La Paz, se descargan decenas de botellas de oxígeno.

Unos médicos, protegidos con máscaras y guantes, entran y salen de una carpa blanca recientemente instalada: "Ayer empezó a funcionar para recibir a pacientes que son posibles +COVID+ leves", explica una portavoz a la AFP.

Al terminar su guardia nocturna en las urgencias de este hospital, el enfermero Guillén del Barrio, de 30 años, narra con voz exhausta su experiencia.

"Muchas compañeras lloran porque hay gente que muere sola, sin haber visto por última vez a su familia, y apenas tenemos tiempo de hacerles compañía".

"Es muy duro, no nos caben más pacientes. Teníamos a la gente con fiebre muchas horas en la sala de espera, teniendo que darles a veces oxígeno, gente muy mayor…", relata.

*Con información de AFP

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