Más de 110 mil personas han tenido que refugiarse en centros de acogida desde que el volcán Taal, en Filipinas, volvió a la actividad hace más de una semana.
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Desde entonces, se había permitido a los residentes de la zona aledaña al volcán, evacuados como medida de precaución, retornar por unas horas a sus viviendas para alimentar a su ganado o limpiar sus hogares.
Sin embargo, esta medida terminó esta semana, luego de que las autoridades decidieran restringir el acceso a la zona ante el temor de una inminente erupción.
"Hemos ordenado" a la defensa civil "que no permita a nadie ingresar en la zona de peligro" afirmó Epimaco Densing, subsecretario del Departamento de Interior.
"Es peligroso, por eso hemos tomado esta medida" dijo a la prensa.
"Recargando"
El pasado 12 de enero, el volcán lanzó cenizas hasta una altura de 15 kilómetros, provocando daños en casas, matando ganado y destruyendo cultivos en el entorno.
Sin embargo, sismólogos han advertido que el volcán podría generar una mayor erupción, planteando un riesgo para la vida en un radio de 14 kilómetros, la "zona de peligro" que lo rodea.
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Los frecuentes temblores y la creciente emisión por el volcán de gases pueden indicar que se está "recargando", lo que podría conducir a una gran erupción, según los científicos.
"Consideramos que se trata de señales de que se está reabasteciendo de magma, lo que puede originar una erupción que podría ser fuerte" afirmó Renato Solidum, jefe de la agencia sismológica de Filipinas.
El volcán Taal, que se sitúa a unos 100 kilómetros de Manila, es uno de los más activos de Filipinas, aunque su última erupción se remonta a 1977, hace más de 40 años.
El archipiélago de Filipinas se encuentra en el denominado "Cinturón de fuego" del Pacífico, donde las placas tectónicas entran en colisión y causan sismos y fuerte actividad volcánica.
*Con información de AFP
