En su primera conferencia de prensa desde que recibió el Premio Nobel de la Paz 2018, la iraquí Nadia Murad dijo que se siente obligada a utilizar su voz para defender los derechos de las personas perseguidas alrededor del mundo.
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Murad, de 25 años, estuvo entre las miles de jóvenes de minoría yazidí que fueron secuestradas y esclavizadas en 2014 a por el grupo Estado Islámico (EI). Los yazidíes son una antigua minoría religiosa originaria del norte de Irak.
“Debemos trabajar juntos para poner fin al genocidio, hacer que rindan cuentas aquellos que cometen estos crímenes y obtener justicia para las víctimas”, comentó a los presentes en el Club Nacional de Prensa.
La iraquí fue galardonada el viernes junto con el médico Denis Mukwege del Congo, ginecólogo que atiende a las mujeres que han sido víctimas de violencia sexual.
“Hasta ahora no se ha hecho justicia para las yazidíes, en particular para las víctimas de esclavitud sexual”, manifestó Murad, agregando que le gustaría ver que los combatientes del Estado Islámico sean juzgados por sus delitos.
El premio Nobel de la Paz de este año se entregó en un entorno que le está brindando más atención a las víctimas de abuso sexual y que ha tomado fuerza con el movimiento #MeToo.
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Cuando le preguntaron sobre este movimiento y cómo se relaciona con su experiencia, Murad dijo que espera que todas las víctimas de violencia sexual se sientan a salvo y compartan sus historias. “Mi esperanza es que todas las mujeres que hablen de sus experiencias de violencia sexual sean escuchadas y aceptadas”, dijo.
*Con información de AP
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