“Se construirán mil viviendas dignas en la finca La Industria, en Escuintla”, fueron las declaraciones del presidente Jimmy Morales el pasado miércoles en el Palacio Nacional de la Cultura; personas albergadas en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, en Escuintla, esperan que esto sea una realidad.
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Ellos perdieron familiares y todas sus pertenencias por la erupción del volcán de Fuego.

“Mi hija me dejó a las tres nenas y se llevó a la recién nacida junto con el marido a vender piña a Los Lotes”, recuerda doña Julia González, quien está albergada con sus nietos en la parroquia, en donde se tienen 384 personas que conforman 96 familias.
Ese 3 de junio, doña Julia tuvo que lidiar con seis de sus nietos, su otra hija le había encargado a sus otros tres hijos. “Estaba sola con los patojos, y uno de ellos venía corriendo y llorando, le dije que si no me hablaba le iba a pegar”, sonríe por la amenaza que le hizo en el momento a su nieto.
“Cuando agarró aire me dijo que el volcán estaba haciendo erupción y que teníamos que correr”, recuerda conmocionada.
Julia dirige su mirada al techo de la iglesia y asegura que esa tarde estuvo llamando al teléfono de su hija María Cristina que había ido a vender piña; sin embargo, nunca atendió el teléfono.
Se limpia las lágrimas y le llama la atención a “miel”, la más pequeña de sus tres nietas de 9, 7 y 3 años, quienes quedaron huérfanas, debido a que hasta el momento no han localizado los cuerpos de sus padres y de su hermanita. “Le preguntamos su nombre y dice miel, ella se llama Maribel”, explica mientras abraza a la menor.
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“Esperamos que el gobierno nos haga la fineza de darnos una vivienda porque no podemos regresar a esa comunidad, aquí no podemos estar mucho tiempo”, resalta doña Julia González, quien agrega que espera que este apoyo sea una realidad.

“Que no sea el Cambray”
Gloria Santos, de 53 años, también está albergada en “Guadalupe”, y pide a las autoridades que no se vaya repetir la situación, en donde algunas familias no fueron tomadas en cuenta y en donde la construcción de las viviendas fue muy prolongada.
“No podemos estar aquí mucho tiempo, sabemos que la prioridad son los de Los Lotes, pero esperamos que no se olviden de nosotros”, indica Santos, quien dejó su vivienda en la colonia Santa Rosa, en la aldea El Rodeo, Escuintla.
“Entre más luego puedan hacer las casas, es mejor, porque aquí no podemos estar mucho tiempo”, resalta Lesbia Esquequé, mientras intenta dormir a Gabriel Antonio, de 4 meses de nacido en un carruaje de color naranja, el cual le fue entregado por medio de las donaciones que cientos de personas han hecho.
José Antonio Rivera fue uno de los sobrevivientes a la erupción del volcán, él estaba en su casa ubicada en San Miguel Los Lotes. “El cielo se nubló y todos salimos corriendo. Después regresamos a buscar a nuestros familiares pero la arena estaba caliente, yo me quemé”, menciona mientras enseña una quemadura en el pie derecho, causada porque el material volcánico se filtró en su bota de hule el pasado 3 de junio.

“No tenemos a donde ir a dar, esperamos y pedimos mucho a Dios que nos puedan ayudar, porque nuestra casa quedó soterrada y todavía no encontramos a nuestros familiares”, resalta José Antonio, quien a sus 58 años se dedica a la agricultura, pero la quemadura le ha impedido salir al campo.
Algunos vecinos de la aldea El Rodeo temen que no sean tomados en cuenta. “Piensan que nosotros estamos bien, pero con todo lo qué pasó no podemos regresar a nuestras casas, ahí es peligroso”, dice Leticia Xetumul, quien lava algunas prendas de vestir a un costado de la iglesia.
“No vayan a pensar que nos queremos aprovechar, porque a nuestras casas no les pasó nada, pero ahí no podemos regresar. Esperamos esa ayuda”, añade.
Cada persona albergada cuenta con un gafete en donde resalta la imagen de la virgen de Guadalupe. Todas las personas se han ubicado en un espacio que no supera los dos por tres metros en el templo y cada familia ha colocado una hoja con sus apellidos. Agradecen el apoyo que se les hará llegar, pero esperan que esto no quede en palabras y se pueda concretar.
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