Los habitantes de las comunidades aledañas al volcán de Fuego, que en diferentes ocasiones han escuchado los retumbos y explosiones del coloso, e incluso regularmente han observado la caída de partículas de ceniza, se vieron afectados ayer por una fuerte erupción que arrastró material volcánico y generó la muerte de al menos 40 personas.
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Aunque desde horas de la mañana los entes encargados iniciaron con la emisión de boletines informativos sobre la segunda erupción del año de este coloso, y se coordinaron las evacuaciones en dos áreas, el volcán se reactivó en la tarde y el flujo piroclástico descendió y arrasó con lo que encontró a su paso. Personas, cultivos, animales y viviendas se vieron afectados.
Ayer, en la primera conferencia brindada por las autoridades de Gobierno, el secretario ejecutivo de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), Sergio Cabañas, explicó cómo se manejó la emergencia.
“Desde temprano se monitoreo toda la situación y afortunadamente solo había caído arena y ceniza en cinco departamentos, pero desafortunadamente a las 16:00 horas recibimos una llamada de que el flujo piroclástico se había salido de la barranca y había afectado a la comunidad El Rodeo, (en Escuintla)”, expresó.
Coordinaban más evacuaciones
El presidente Jimmy Morales, en un pronunciamiento realizado este lunes tras finalizar un recorrido en el área afectada por la erupción, dijo que se trató de un “fenómeno natural, algo sin precedente en la historia de Guatemala”.
“Habíamos tenido erupciones, las seguiremos teniendo, (pero) ninguna anteriormente de la magnitud que tuvimos ahora”, aseguró el mandatario.
Según explicó, la tragedia se dio justo cuando acababa de finalizar una reunión en donde participaron autoridades locales y de la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente (Sosep), en la cual se estaba coordinando evacuar a más pobladores.
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“Algunas personas han dicho que no se previno, pero se estaba coordinando toda una evacuación. (Incluso) el representante de Conred estaba reunido con una familia planteando la evacuación y él es una de las víctimas”, detalló Morales.
¿Qué ocurrió?
Para conocer por qué el material volcánico se trasladó hacia las comunidades y no a un río local, como generalmente había ocurrido, Emisoras Unidas consultó con Gustavo Chigna, un experto del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh).
De acuerdo con el vulcanólogo, ayer se empezaron a emitir boletines desde las 6:00 horas sobre la presencia de actividad en el coloso, y a las 10:00 se inició a evacuar a las personas de la comunidad Sangre de Cristo y de la finca Palo Verde, ante la posibilidad de que los flujos piroclásticos pudieran bajar en cualquier dirección de las siete barrancas.
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Según indicó, por experiencia se conoce que los flujos se generan en cualquier momento y pueden descender a grandes velocidades; sin embargo, no se esperaba que la barranca Las Lajas, que estaba llena de material, prácticamente se desbordara.
“Estamos todavía en shock porque la barranca Las Lajas no tenía por qué haberse salido en esta parte de la carretera. El río Guacalate está a 50 metros del puente y en otras ocasiones, como en 1999 y 1974, los flujos han llegado directamente al río, no a rebalsarse como se dio ayer”, manifestó el entrevistado.
El cambio de rumbo podría atribuirse a que la barranca estaba llena, el puente fue una barrera y además había un canal por donde los camiones ingresan para sacar material y eso facilitó que el material volcánico tomara otra dirección.
En imágenes
Hoy, las escenas son desoladores en el área afectada, principalmente en la aldea El Rodeo, Escuintla. Chigna describió así el lugar: “El paisaje está totalmente cambiado en el volcán, un hotel está totalmente destruido, las comunidades de abajo están en un desierto total donde no hay un árbol de pie, se puede ver una desolación impresionante con casas destruidas”.
“La presencia de lluvias es nuestro principal miedo, nos tiene muy preocupados las consecuencias que vamos a tener en las próximas horas o días, ya que los lahares pueden causar mucho más daño que los flujos piroclásticos, tienen un poder increíble y pueden arrastrar bloques hasta de cuatro metros, hasta una distancia de 30 o 40 kilómetros del volcán”, finalizó.
En tanto, por medio de un boletín el Insivumeh pidió a la población tomar en cuenta que los depósitos de flujos piroclásticos han rellenado las barrancas y la lluvia podría generar lahares de grandes dimensiones en las próximas horas, que podrían desbordarse sobre aldeas y caseríos y afectar a poblaciones que ahora no fueron afectadas.