“Los hechos están calificados de asesinato terrorista y de intento de asesinato terrorista”, dijo en rueda de prensa Wenke Roggen, portavoz del Ministerio Público de Bélgica, encargado de los casos de terrorismo.
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Los “primeros elementos de la investigación” apuntan a un “modus operandi” similar a los de la organización Estado Islámico (EI), que en sus vídeos de propaganda insta a atacar policías para hacerse con sus armas, explicó la vocera.
En el atentado fallecieron cuatro personas, entre ellas dos agentes de la policía local y un joven de 22 años que ocupaba el asiento de pasajero de un vehículo estacionado cerca.
El autor del ataque, identificado por la fiscalía solamente como “Bejamin H.”, un belga nacido en 1987, “gritó en varias ocasiones 'Allahu Akbar' ('Alá es grande')” y “estuvo en contacto con personas radicalizadas” en 2016 y principios de 2017, agregó Roggen.
La fiscalía federal estudia ahora si el atacante, que murió a manos de las fuerzas de seguridad, actuó solo y busca “determinar si sus motivaciones eran o no terroristas”.
El Ministerio Público explicó que la justicia tenía fichado al autor del ataque desde que era menor de edad, y que ya había sido condenado en el pasado por robos con violencia y consumo de estupefacientes, entre otros delitos comunes.
El atacante también es sospechoso de un asesinato cometido el lunes por la noche, apenas horas después de que saliera de la cercana prisión de Marche-en Famenne gracias a un permiso penitenciario. Tal permiso expiraba un día después, indicó Roggen.
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“Las circunstancias exactas de estos hechos son objeto de una investigación distinta”, agregó la portavoz de la fiscalía federal belga. Según medios locales, el agresor era toxicómano.
*Con información de AFP