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En Gaza, una familia llora la muerte de su bebé, asfixiada por gases lacrimógenos

En un último abrazo, Mariam al Ghandur aprieta contra ella el cuerpo de su hija Leila; “los israelíes la han matado”, dice entre lágrimas.

La bebé de ocho meses falleció tras haber inhalado gases lacrimógenos durante los enfrentamientos entre manifestantes palestinos y soldados israelíes el lunes, cerca de la frontera entre Gaza e Israel.

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La familia insiste en la responsabilidad del ejército israelí, pero le cuesta hablar de las circunstancias que llevaron a la pequeña a estar cerca de la frontera con Israel, en la jornada más mortífera del conflicto en los últimos cuatro años.

Al menos 58 palestinos murieron en los choques, elevando a 114 el número de gazatíes fallecidos desde el pasado 30 de marzo, cuando inició la ola de protestas.

Leila es un caso particular. La mayoría de las víctimas murieron por disparos de francotiradores, pero ella falleció por inhalación de gases lacrimógenos, temporalmente dolorosos para los adultos, aunque potencialmente letales para los niños.

Su madre, Mariam al Ghandur, de apenas 17 años, explica que tenía cita con el dentista. “Dejé a Leila con mis hermanos, en casa”, relata.

Mi hermano pequeño se la llevó con él y la condujo hasta la frontera”.

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Al fondo de la habitación, Ammar, el hermano de solo 11 años, solloza sin control mientras contempla el cadáver de la bebé, poco antes del entierro.

Él cuenta que pensaba que Mariam estaba en la frontera con su madre y otros familiares, y por ello se llevó a la bebé. “Me la llevé en el autocar (…) Me siento responsable de su muerte”.

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“Apenas podía respirar”

Ammar se unió finalmente a su madre, Heyam, cerca de la frontera y le entregó a la niña. La mujer explica que solo permanecieron allí unos minutos, antes de que los soldados israelíes empezaran a lanzar gases lacrimógenos hacia ellos.

Apenas podía respirar (…) Nos alejamos, le dejé a Leila a mi hermana y fuimos a buscar a otros dos niños para poder marcharnos”.

Bebió zumo pero lloraba mucho”, recuerda. “Y de repente se calló. Pensaba que dormía”, añade.

Al salir del autocar, la familia se dio cuenta de que la niña se estaba tornando azul.

Me precipité hacia el hospital, y entonces me dijeron que llevaba una hora muerta”.

Jornada sangrienta

El lunes, decenas de miles de palestinos se reunieron ante la barrera que separa la Franja de Gaza de Israel para protestar contra la inauguración de la embajada estadounidense en Jerusalén, ese mismo día.

Solo un puñado de gazatíes intentó cruzar la barrera. Los soldados israelíes lanzaron gases lacrimógenos y francotiradores dispararon contra la multitud. Al menos 58 personas murieron y más de 2 mil resultaron heridas.

Ante las numerosas críticas internacionales, Israel respondió afirmando que actuó para proteger su territorio ante posibles incursiones de gazatíes.

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