En declaraciones a la prensa, el portavoz del gobierno español, íñigo Méndez de Vigo pidió al presidente Carles Puigdemont “que no haga nada irreversible; que no emprenda ningún camino que no tenga vuelta; que no lleve a cabo ninguna declaración unilateral de independencia; que vuelva a la legalidad”.
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Prueba de la tensa espera que rodea esta declaración, prevista ante el legislativo regional, la policía catalana cerró al público el recinto para evitar “situaciones de presión sobre la actividad parlamentaria”, ya sean unionistas o secesionistas, señaló un portavoz del cuerpo policial.
Asociaciones separatistas locales habían convocado a una manifestación frente al parlamento, para “apoyar y defender la declaración de independencia”. Esta será trasladada al exterior del parque.
Foto: AFP
Puigdemont comparece este martes ante su parlamento, por primera vez desde el referendo del 1 de octubre. El contenido de su discurso es una incógnita: inicialmente prometió declarar la secesión como colofón a la escalada con el gobierno central de Mariano Rajoy, firmemente opuesto a permitir una consulta legal reclamada por una amplia mayoría en la región.
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Por su lado, el portavoz del gobierno catalán, Jordi Turull, rechazó comentar sobre el contenido del discurso y también negó que hubiera divisiones internas. El ejecutivo catalán está “absolutamente cohesionado”, aseguró.
Entre los independentistas conviven diferentes sensibilidades, más moderadas o radicales, y Puigdemont afronta el reto de contentarlas a todas. Las presiones nacionales e internacionales, así como la fuga de empresas y la incertidumbre económica, podrían moderar su postura.
Carles Puigdemont, presidente catalán. Foto: AFP
Desde Madrid, el gobierno de Rajoy promete actuar con firmeza, inclusive si se trata de una declaración retórica o sin efecto inmediato, y sobre la mesa está la suspensión de la autonomía regional o incluso decretar un estado de emergencia.
Sobre la mesa está la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que prevé la suspensión del autogobierno de Cataluña, restaurado tras la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), o incluso decretar un estado de emergencia en la región.