Una aparente escena idílica se quebró de la manera más trágica en la tranquila localidad de Madbury, New Hampshire, donde una familia fue hallada sin vida en su vivienda en lo que las autoridades investigan como un asesinato-suicidio.
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Según el reporte del Departamento de Justicia de New Hampshire, los fallecidos son Emily Long, de 34 años; su esposo, Ryan Long, de 48; y sus hijos Parker, de 8, y Ryan, de 6. El único sobreviviente fue un tercer hijo, de menor edad, que fue encontrado ileso en la vivienda.
La policía llegó al lugar la mañana del pasado lunes tras recibir reportes de disparos. Al ingresar, descubrieron los cuerpos. Las autopsias confirmaron que los dos niños murieron por disparos en la cabeza, su padre por múltiples impactos de bala, y que Emily falleció de un solo disparo en la cabeza, determinado como suicidio.
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La noticia conmocionó a la comunidad. Vecinos como Bevy Ketel describieron a la familia como “perfecta” y expresaron su total incredulidad: “No lo vimos venir”. Sin embargo, en contraste con esta imagen pública, una publicación en redes sociales de Emily, días antes del hecho, revelaba que había estado “muy deprimida” y luchaba por mantener la normalidad en el hogar mientras decaía la salud de su marido.
El fiscal general adjunto, Ben Agati, advirtió sobre la complejidad de estos hechos, instando a no especular: “El homicidio y el suicidio suelen ser mucho más complejos que una sola razón”. La investigación continúa para tratar de entender las causas detrás de esta devastadora tragedia.