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FUERTES IMÁGENES. Médico se operó a sí mismo por apendicitis para sobrevivir

El médico utilizó un espejo y tomó varios descansos en la autocirugía que tuvo que practicarse para no morir.

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Cuando se trata de temas de supervivencia, hay personas que muestran un deseo extremo por permanecer en este mundo y se atreven a realizar acciones inimaginables con tal de sobrevivir. Tal es el caso de aquellos que han llegado a comerse su ropa cuando esta es de piel, de personas que se han mutilado con el fin de escapar, o de individuos que se han practicado cirugías a sí mismos para preservar su salud. Este es precisamente el caso de supervivencia extrema de un médico que pasó a la historia en la década de 1960.

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El profesional de la salud se vio obligado a practicarse una cirugía a sí mismo con el objetivo de evitar la muerte a causa de una fuerte apendicitis que amenazaba su vida. Esta es precisamente la historia de Leónid Rogozov, un cirujano soviético que desempeñó un papel destacado en la expedición soviética a la estación de investigación Novolázarevskaya en la Antártida en 1961, sin imaginar que esta expedición cambiaría su vida para siempre, ya que tuvo que operarse a sí mismo debido a una apendicitis.

La historia del médico que se hizo una cirugía a sí mismo

Durante la misión, Rogozov comenzó a experimentar síntomas de apendicitis aguda, una condición médica grave que requería una intervención quirúrgica inmediata. La distancia remota y las condiciones climáticas adversas hicieron imposible su evacuación a un hospital, lo que llevó a una situación desafiante.

Ante la urgencia de la situación y la imposibilidad de recibir ayuda externa, Rogozov tomó la valiente decisión de realizar una apendicectomía a sí mismo. A pesar de las dificultades y limitaciones, se anestesió localmente, se autoincidió con la ayuda de un ingeniero y meteorólogo, y procedió a extirpar su propio apéndice inflamado.

La operación fue lenta y complicada, ya que se llevó a cabo en condiciones extremadamente adversas, pues para lograrlo el médico tuvo que usar un espejo para guiar la incisión y con la colaboración de sus compañeros de expedición, al tiempo que tomó varios descansos en el proceso.

La habilidad quirúrgica, la sangre fría y la determinación de Rogozov durante la autooperación fueron impresionantes, ya que logró completar la cirugía con éxito, lo que permitió su recuperación gradual. Su valentía y habilidades médicas en condiciones tan extremas destacaron la dedicación de los profesionales de la salud y su capacidad para enfrentar desafíos excepcionales para preservar la vida, incluso en el aislamiento gélido de la Antártida.

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