Quinn Duane y Landon Borup se comprometieron en matrimonio en abril de 2016 y desde entonces habían planeado la boda de sus sueños.
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Cinco días antes de dar ese gran paso, las dudas se apoderaron del novio y la boda se canceló. La novia tuvo que llamar a los 120 invitados para cancelar el evento. Así como a los proveedores.
El banquete, valorado en 35 mil dólares y que se llevaría a cabo en un lujoso hotel en Sacramento, California, ya no podía ser cancelado. Por lo que en vez de que la comida se desperdiciara, la madre de la novia, Kari Duane, tuvo una gran idea:
Llamar a los albergues y refugios para que todas las personas de escasos recursos pudieran disfrutar esa comida, recogen varios medios estadounidenses.
De gran valor
La familia optó también por donar las flores que ya se habían cancelado y las donaron a un hogar de ancianos.
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La noticia de la cancelación de la boda pudo haber sido impactante para muchos; sin embargo, el gesto con el que solucionaron los inconvenientes les ha dejado a los familiares una inolvidable experiencia.