Opinión

Los principios de la “buena política”

“Lo público debe ser dirigido con ética, lealtad y experiencia, y no puede volverse un botín de los actores de turno”.

Desde el inicio de la primavera en abril de 2015 los guatemaltecos teníamos una gran ilusión de cambio. Al inicio se tenía mucha esperanza y entusiasmo. Luego de las elecciones y con el actual gobierno nos fuimos percatando de que el reto era inmenso. A pesar de que eran nuevas autoridades y las anteriores estaban sometidas a procesos penales por corruptos, las cosas no mejoraban.

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La CICIG y el Ministerio Público siguieron con una agenda de anticorrupción; sin embargo, cada día se miraba más cuesta arriba una transformación real. La reforma de la Constitución no tuvo la consistencia que se esperaba, luego surgieron los problemas con diputados, funcionarios y el conflicto entre el presidente y el comisionado creó una gran tensión. Incorporar nuevas leyes a un ordenamiento incongruente, unido al dominio de la cultura de corrupción y la descalificación, dio como resultado un estancamiento tal que no ha permitido el cambio deseado en Guatemala.

Ante la incertidumbre y la crisis de futuro, han surgido muchos grupos, especialmente en sociedad civil, en donde se discuten distintos temas desde perspectivas diferentes. Entre estos surgió uno que su fin era juntar a varios grupos y hacer un planteamiento concreto; su nombre: Diálogo por Guatemala. Estábamos claros que no se deseaba continuar con la vieja política, sino pasar a la buena política para lograr una administración pública que beneficie a todos. Hoy estamos convencidos de que la transformación de la cultura política de los guatemaltecos es el elemento central para alcanzar acuerdos sobre las prioridades de la sociedad en la construcción del Estado de derecho, el fortalecimiento de la democracia y el desarrollo integral.

“Lo público debe ser dirigido con ética, lealtad y experiencia, y no puede volverse un botín de los actores de turno”.

Luego de un año de estar conversando, escuchando, analizando, debatiendo, pensando y conviviendo aportamos el documento “Guate nos convoca”, que contiene tres apartados: Los principios de la nueva cultura política, los puntos de no retorno y una agenda mínima.
Consensuamos siete principios de la “buena política”:

  1. 1) Deseamos que sea accesible y cercana a la ciudadanía. Esto significa que el gobierno está al servicio de los ciudadanos, los electores conocen a sus representantes y se van resolviendo las demandas.
  2. 2) Importante lograr la ética de servicio público: Honradez, tolerancia, empatía y servicio son los nuevos valores.
  3. 3) Existe transparencia y rendición de cuentas. También mecanismos que permitan a la ciudadanía monitorear, fiscalizar y contar con los controles debidos.
  4. 4) Capacidad y mérito. Los trabajadores y equipos de gobierno deben ser integrados por personas con experiencia, capacidad y ser evaluados y recompensados por su desempeño. Deseamos a los mejores guatemaltecos en el servicio público.
  5. 5) Participativa, plural y diversa. Los ciudadanos son el centro de la política y esta está al servicio de toda la población, tomando en cuenta que somos distintos, pero que somos parte de un mismo país. Las instancias políticas deben ser un reflejo de la composición de Guatemala.
  6. 6) Deliberativa y mediadora. La apertura al diálogo para con sus interlocutores y pares es imperante. La política nacional es la legítima interacción de los diversos sectores del país. Los políticos deben buscar acuerdos y respetar las diferencias de forma democrática en la búsqueda de soluciones a los retos nacionales.
  7. 7) Prevalencia del bien común sobre el interés particular. Las instituciones deben funcionar beneficiando la sociedad en su conjunto y no a grupo particular.

Tenemos claro que no queremos regresar al pasado ni continuar con el statu quo, por ello proclamamos puntos de no retorno como el respeto a los derechos humanos, la libertad de expresión y manifestación y la transparencia gubernamental. Lo público debe ser dirigido con ética, lealtad y experiencia, y no puede volverse un botín de los actores de turno. La corrupción no es aceptable, ni es una condición con la que la sociedad tenga que convivir. No podemos permitir la cooptación de los órganos de control, ni la distorsión de las instituciones que luchan contra la impunidad.

La independencia de poderes y los balances republicanos no pueden volver a ser secuestrados por grupos de interés sectorial y criminal. La agenda mínima contiene cinco puntos que consideramos prioritarios para ir construyendo la nueva Guatemala en la que cada uno tenga oportunidad de desarrollarse y vivir en paz.

Esta se abordará ampliamente en el siguiente artículo. ¿Qué opina de los principios de la nueva política? ¿Cómo romper con las viejas prácticas políticas? ¿Qué temas considera prioritarios?

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