Son pacientes que acuden por causas ajenas a la COVID-19 al Hospital Roosevelt, pero al ser evaluados resultan positivos a la enfermedad, advirtió el director del centro, Marco Antonio Barrientos.
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Tanto este hospital, como el San Juan de Dios, reciben un importante porcentaje de pacientes al ser los centros más grandes y es por eso que han tenido mayores controles desde que inicio la pandemia con el fin de evitar brotes.
No obstante, el riesgo podría ir en aumento ante el aumento de infecciones por la virulencia de Ómicron. Pasó hace cinco meses atrás, cuando la ola de COVID-19 por la variante Delta, provocó infecciones masivas en el Hospital General en los servicios de medicina interna.
La reducción de restricciones de movilidad, y que hay más posibilidades de contagios, significa mayor rotación de pacientes, y Barrientos teme que se repita un brote en el centro que dirige. La nueva normalidad, desde su perspectiva, implica cuidarse para prevenir un contagio.
El médico abogó para que la población tome las medidas de salud como el uso de mascarilla, distanciamiento social, ventilación de espacios cerrados y lavado de manos frecuente, para el control de la propagación del virus.
Riesgo de focos de contagios COVID-19
Los pacientes han ingresando por lesiones en accidentes de tránsito o incidentes relacionados a hechos violentos, o a consulta por otras enfermedades y han resultado positivos a COVID-19, por lo que deben ser aislados. Lo complejo es en el caso de las emergencias, pues hay equipo o áreas que se necesitan utilizar y puede que estén ocupadas por más pacientes y es el momento en que se corre el riesgo de que existan más contagios.
Durante el brote registrado el año pasado, el ministro de Salud, Francisco Coma, indicó que “el sistema hospitalario no es la solución para la pandemia, sino el último paso que existe para atender los casos”.
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Con información de la periodista Karla Marroquín, Emisoras Unidas 89.7 FM