Brenda Orellana recuerda que en febrero 2011 recibió la noticia que marcó su vida. El diagnóstico médico confirmó que padecía de cáncer de mama.
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Con dos hijos de 12 y 13 años le invadió en ese momento una serie de emociones que ahora, diez años después, siguen siendo difíciles de explicar.
“Fue difícil para mi porque no es sencillo recibir la noticia. Lo primero que me pasa por la mente es qué va a pensar la familia”, explicó en entrevista a Publinews.
“Un día que me estaba revisando, noté algo extraño. Fui al médico y me dijo que había que operar y esperé el resultado de la biopsia y se confirmó el diagnóstico”, recordó Brenda, sobre aquel momento en el que se enteró sobre su cáncer.
Seguir adelante, a pesar de la adversidad
Lo complejo vino después, cuando las visitas al médico se hicieron parte de su rutina. Para ella fue crucial mantener la esperanza en medio de ese proceso. Se convenció de seguir adelante.
Su principal objetivo era que sus familiares pudieran verla conservando su espíritu y ella lo mantuvo para poder darles calma.
“Estuve trabajando, me ponía mi peluca, pero trate de hacer mi vida de la mejor vida posible y seguir adelante. Mi familia se puso triste, pero creo que a todas las que pasamos por esto, Dios nos llena de valentía y fortaleza”, recuerda emotiva sobre aquellos tiempos en los que premió la incertidumbre.
Después de cinco quimioterapias, ocurrió lo que ella sigue considerando una segunda oportunidad de vida. El tumor logró desaparecer y no le extrajeron el pecho afectado.
Tras varios exámenes se confirmó que podría conservarlo y lo mejor de todo, que habría librado la batalla.
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“Yo las llamaba, porque muchas ya no están, ‘mis compañeras de batalla’. Lamentablemente muchas no lo lograron”, recuerda con cariño a otras que como ella padecieron del cáncer de mama.
“La estadística dice que una de cada 100 mujeres lo logran y yo fui una de las afortunadas”, recordó.
“Por ellas es que yo hablo y doy mi testim onio, lo hago por las que no están y ya no pueden hablar y por las que están pasando por esto, para que tengan una esperanza”, relató Brenda, al hacer el llamado para que las mujeres acudan de manera oportuna a realizarse una mamografía.
Aunque ahora debe realizarse revisiones cada seis meses, agradece haber tenido una segunda oportunidad.
Un renacer
Al año siguiente nació su tercera hija, una bebé sana que ahora llena su vida de alegría. Desde entonces, para Brenda cada uno de sus cumpleaños es toda una celebración.
“Todo aquello que era cotidiano ahora tiene otro significado. Me gusta verme al espejo, ver mi rostro, apreciar mis arrugas”, dijo con la sonrisa que le caracteriza.
“Si uno lo detecta a tiempo hay ventaja y posibilidad de una oportunidad para vivir, de iniciar el tratamiento”, reafirmó.
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