Atraía a sus víctimas a su casa después de contactarlas por Twitter; las asesinaba y luego desmembraba los cuerpos y guardaba los restos. Takahiro Shiraishi, el “asesino de Twitter”, recibió la pena de muerte por sus crímenes, que cobraron la vida de al menos nueve personas.
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El 31 de octubre de 2017, la policía descubrió en su apartamento 240 pedazos de restos humanos escondidos en neveras y cajas de herramientas, rociados con arena para gatos para intentar ocultar el olor de putrefacción. También encontraron en su casa tijeras, cuchillos, una sierra y varias herramientas de carpintería.
El caso conmocionó a Japón, un país con un índice de delincuencia muy bajo, y también tuvo un fuerte impacto internacional.
Admitió asesinatos
Shiraishi contactaba a sus víctimas, quienes habían expresado pensamientos suicidas en las redes sociales, diciéndoles que podía ayudarles a acabar con su vida, o incluso prometiéndoles que moriría junto a ellas. Sin embargo, el juez de instrucción, citado por el canal de televisión estatal NHK, señaló que “ninguna de las víctimas consintió en ser asesinada, ni siquiera tácitamente”.
El juez también denunció hechos “de extrema gravedad” y subrayó que la “dignidad” de las víctimas había sido “pisoteada”.
Shiraishi admitió haber matado y desmembrado, en solo dos meses, a nueve personas de entre 15 y 26 años, incluidas ocho mujeres. En noviembre, ya había dicho que estaba “listo” para aceptar tal veredicto, descartando la posibilidad de una apelación.
“Verdugo profesional”
La policía arrestó a Shiraishi mientras investigaba la desaparición de una mujer de 23 años, cuyo hermano, que tuvo acceso a su cuenta de Twitter, descubrió intercambios de mensajes con una cuenta sospechosa.
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La cuenta fue finalmente identificada como una de las que el asesino utilizaba para presentarse como “verdugo profesional”.
El caso del “asesino de Twitter”, como lo apodó la prensa japonesa, reavivó los debates en Japón sobre el control de las redes sociales y sobre el suicidio y su prevención.
Japón tiene la tasa de suicidio más alta de los países industrializados del G7, con unas 20 mil personas que se quitan la vida cada año.
*Con información de AFP