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Trump parece admitir su derrota electoral y se retracta después

"Él gano porque la elección fue amañada", escribió Trump en referencia al exvicepresidente de Barack Obama.

Ocho días después de que se anunciaran los resultados de la elección presidencial en Estados Unidos, Donald Trump pareció admitir su derrota en un tuit publicado este domingo, aunque no tardó en dar marcha atrás y denunciar de nuevo un fraude masivo sin dar ninguna prueba.

El domingo por la mañana, en medio de una larga serie de airados tuits y retuits, el magnate republicano se refirió explícitamente por primera vez a la victoria de Joe Biden.

“Él gano porque la elección fue amañada”, escribió Trump en referencia al exvicepresidente de Barack Obama.

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El mandatario volvía así a su hipótesis de un fraude masivo -que no ha sido respaldada por ningún dato concreto-, aunque las dos primeras palabras de su tuit (“He won”, “Él ganó”) llamaban la atención por ser la primera vez que las pronunciaba tras el anuncio de los resultados.

El recién nombrado jefe del futuro gabinete de Biden, Ron Klain, dijo a la cadena NBC que el comentario de Trump era “una confirmación más de la realidad de que Joe Biden ganó las elecciones”.

“Si el presidente está preparado para empezar a reconocer esa realidad, es positivo”, dijo.

Pero, poco más de una hora después, y frente a la avalancha de reacciones suscitadas por su mensaje, Trump replicó enérgicamente en el otro sentido.

“Solo ganó a ojos de los MEDIOS FAKE NEWS”, lanzó.

“¡No concedo NADA! ¡Tenemos todavía un largo camino por recorrer. La elección estaba AMAÑADA!”, añadió el presidente saliente, quien ha fracasado en su intento por ser reelegido, al contrario que sus tres predecesores Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton.

Varios de estos mensajes llevaban una etiqueta de Twitter alertando de que “esta denuncia de fraude electoral es controvertida”.

“Daños”

Desde el mismo 3 de noviembre, cuando todavía no se conocían todos los resultados, Trump ha adoptado una postura muy beligerante, prometiendo un verdadera guerra judicial.

Pero, en cuanto se hizo pública la victoria de Joe Biden el 8 de noviembre, la mayoría de los dirigentes del planeta felicitaron al demócrata, reforzando la idea de que nadie -ni en Estados Unidos, ni en otro lugar- se tomaba verdaderamente en serio las acciones judiciales emprendidas por el equipo de Trump.

A falta de pruebas que acrediten su hipótesis de que hubo fraudes electorales masivos, la mayoría de estos recursos han sido rechazados por los tribunales.

Aún así, Trump sigue insistiendo en que probará el fraude y prevalecerá en los tribunales.

“Pronto presentaremos nuestros grandes casos que muestran la inconstitucionalidad de las elecciones de 2020, y las cosas indignantes que se hicieron para cambiar el resultado”, tuiteó este jueves.

Los resultados de todos los estados ya fueron anunciados por las grandes cadenas de televisión del país. Biden consiguió 306 votos electorales, contra los 232 del presidente saliente: justo las mismas cifras, pero a la inversa, que en la victoria del magnate republicano -calificada entonces por él como un “maremoto”- frente a Hillary Clinton en 2016.

Y varias autoridades electorales locales y nacionales, entre ellas la Agencia de Seguridad Cibernética y de Infraestructuras (CISA), que depende del departamento de Seguridad Nacional, han rebatido frontalmente las acusaciones de irregularidades vertidas por el presidente.

“La elección del 3 de noviembre fue la más segura de la historia de Estados Unidos”, afirmaron en un comunicado conjunto. “No existe ninguna prueba de un sistema de voto que se haya borrado, perdido o cambiado papeletas, o que haya sido pirateado de ninguna forma”.

Aún así, miles de seguidores de Trump se manifestaron en Washington el sábado, apoyando sus acusaciones de fraude en una protesta mayormente festiva que acabó con algunos enfrentamientos con grupos rivales. Al menos 20 personas fueron detenidas, según medios locales, incluyendo cuatro por infringir la ley de armas de fuego y uno por violencia contra un policía.

El exmandatario demócrata Barack Obama dio, por su parte, un paso el frente en los últimos días para denunciar la actitud de su sucesor, de la que no hay precedentes en la historia política moderna de Estados Unidos.

“Cuando Donald Trump ganó [en 2016], me quedé despierto hasta las 02H30 de la mañana y le llamé para felicitarle”, recordó el domingo por la mañana en CBS.

“Joe Biden será el próximo presidente de Estados Unidos”, aseguró Obama, al advertir del impacto negativo que deja la difícil transición política en Washington.

“Esto deja daños”, subrayó, al lamentar el silencio de los legisladores republicanos. “Hay millones de personas que piensan: debe haber trampas porque el presidente lo ha dicho”.

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