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VIDEO. La historia del hombre que vive en un árbol en plena pandemia

Hace tres años, Daniel Antonio Rosales decidió construir su casa sobre las ramas de un árbol luego de pasar mucho tiempo sin un techo. Un accidente de carro le dejó fracturas en las piernas, brazos y cráneo, lo cual lo imposibilitó para acceder a un empleo formal. Publinews te cuenta su historia.

La pandemia ha empezado a dejar huellas en la economía y en la calidad de vida de los guatemaltecos.

Con bastón en mano y mascarilla en su rostro, Daniel Antonio recorre todos los días las calles y avenidas recolectando latas y pidiendo dinero en los semáforos.

Años atrás lo atropelló un carro, accidente que le dejó fracturas en piernas, brazos y cráneo, por lo que ahora utiliza clavos y platino.

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A las 6 de la tarde, antes de que inicie el toque de queda, está de regreso. Se confina en su improvisada vivienda.

 

El ingenio de sobrevivir lo llevó hace tres años a construir una casa sobre las ramas de un árbol en un arriate en medio de la calzada Roosevelt.

En medio del silencio en una de las calzadas más transitadas de la ciudad, ve, en ocasiones, cómo la policía quiere llevarse consignada a más de alguna persona que no cumple con la disposición presidencial para evitar la propagación del nuevo coronavirus.

“Hay quienes se los han querido llevar presos, les he dicho que viven conmigo y se han quedado aquí”, explica.

Durante las noches de toque de queda, enciende su reproductor de música, el cual logra cargar en una farmacia cercana con un conocido, quien además le ayuda a meterle música

“Antes tenía una televisión pequeña, la tenía escondida entre la ropa, pero un día salí y cuando regresé ya no estaba”, comenta.  

“Mi vida es diferente”

Ante las inclemencias del tiempo, comenta orgulloso que su casa, a pesar de haber sido construida con plásticos y algunas mantas vinílicas, no tiene filtraciones de agua. Su colchón, un regalo de un amigo, fue lo primero que tuvo tres años antes y que aún conserva.

Daniel recuerda los días cuando vivía en las calles, donde pasaba hambre y frío, pero esa fue una de las razones por las que buscó lo que ahora considera su hogar. “Hoy mi vida es diferente, aunque vivo en un árbol, soy feliz”, resalta.

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