El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo este jueves que desconoce si hay una investigación por corrupción en contra de su antecesor, Enrique Peña Nieto, como reportó el miércoles el diario Wall Street Journal.
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"No tengo información sobre que exista esta investigación como lo sostuvo el Wall Street Journal", dijo el mandatario durante su habitual conferencia de prensa matutina.
"Lo que existe es la investigación, el proceso contra el exdirector de (la petrolera estatal) Pemex, Emilio Lozoya", agregó.
López Obrador recalcó que la fiscalía general del país es autónoma, por lo que no tiene por qué informarle de sus pesquisas.
"No hay una investigación que yo sepa en contra del expresidente Peña, desde luego la fiscalía, aclaro, es autónoma, esto significa que no me informan, no tienen por qué".
"La corrupción llega al más alto nivel"
El miércoles, el Wall Street Journal dijo que había una investigación contra Peña Nieto dentro de una indagatoria por una red de corrupción al interior de Pemex.
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El periódico citó a un alto funcionario del gobierno mexicano que no fue identificado.
La fiscalía de México "tiene evidencia de que la corrupción de Lozoya (…) llega al más alto nivel", indicó el informante en alusión a Peña Nieto.
Lozoya fue detenido en Málaga, España, la semana pasada, acusado de estar implicado en la trama internacional de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht, y enfrenta un proceso de extradición.
El exdirector de Pemex es señalado de haber recibido sobornos millonarios de Odebrecht, que habrían sido destinados a la campaña presidencial de Peña Nieto, donde se desempeñaba como encargado de asuntos internacionales.
Según investigaciones periodísticas y testimonios de colaboradores a la justicia brasileña, Lozoya habría recibido tales recursos a cambio de favorecer a la empresa en futuras licitaciones, en momentos en que Peña Nieto ya se perfilaba como favorito para alcanzar la presidencia.
También se le acusa de haber autorizado, cuando ya era director de Pemex, la compra de una planta de fertilizantes por cerca de 500 millones de dólares, un precio excesivo en vista del mal estado de sus instalaciones, según el gobierno y la opinión de expertos de la industria.