A tres semanas de las elecciones en España, el jefe de gobierno, Pedro Sánchez, recibía este domingo duras críticas de la derecha, que reclama medidas excepcionales en Cataluña.
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Con el lema "¡Basta ya! Justicia y convivencia", el partido liberal de centroderecha Ciudadanos y su líder, el catalán Albert Rivera, convocaron una protesta a mediodía frente a la sede del gobierno regional en Barcelona.
"Ya basta de que los radicales campen a sus anchas y tengan atemorizados a millones de españoles en su tierra", dijo Rivera en Twitter.
El líder catalán pide la suspensión de la autonomía regional, gobernada por los independentistas, como se aplicó en 2017 tras el intento de secesión.
Las calles de Cataluña están en ebullición tras la condena, el lunes, de nueve separatistas (políticos y activistas) a penas de entre nueve y 13 años de prisión por esa tentativa separatista.
Después de años de protestas pacíficas, la región vivió violentas jornadas que dejaron unos 600 heridos.
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En el periódico El País, el líder del conservador Partido Popular, Pablo Casado, acusó al Gobierno de "fingir normalidad" y de prometer que "con moderación todo acabará yendo donde debe".
"No hay nada que dialogar con quienes hacen que Cataluña arda", insistió en referencia al presidente regional, el independentista Quim Torra, que pidió el sábado a Sánchez una "negociación sin condiciones".
Sánchez declinó la propuesta y exigió a Torra que reconozca que la mitad de los catalanes no comparten su proyecto.
Según un sondeo del mismo gobierno regional realizado en julio, un 44 % de los habitantes de Cataluña son favorables a la independencia y un 48.3 % se oponen.
Relativa calma
Después de cinco noches de disturbios, Cataluña encontró cierto sosiego el sábado.
Solo 14 personas fueron atendidas por los servicios médicos en toda la región, en comparación con las 182 del día anterior.
En la plaza Urquinaona, de Barcelona, epicentro de una batalla campal entre manifestantes y policía el viernes, 6 mil personas protestaron a instancias de la izquierda independentista radical para protestar contra la "represión" policial.
Cansados de la violencia, militantes del movimiento independentista, que se vanagloriaba hasta ahora de su carácter pacífico, formaron un cordón entre los manifestantes más jóvenes y la policía para evitar conflictos.
Pequeños grupos de inconformes prendieron fuego al mobiliario urbano para hacer barricadas, una de ellas en las populares Ramblas, entre cargas y disparos de proyectiles de espuma de la policía.
Pero los disturbios quedaron lejos de los registrados las noches anteriores.
*Con información de AFP