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Plaga de caracoles azota Cuba y provoca alarma por peligrosa enfermedad

Los caracoles, de hasta 20 centímetros de largo, se han convertido en el enemigo público número uno de los epidemiólogos de la isla.

El Gobierno de Cuba moviliza su sistema de Defensa Civil para enfrentar una insólita amenaza: una plaga de caracoles gigantes.

Silenciosamente y sin pausa, esta especie de caracol, procedente de África ha invadido la isla, generando alarma por el riesgo que estos podrían representar para la salud de los cubanos.

Familias han tenido que restringir el juego de sus hijos en los patios comunes y de las pequeñas parcelas llenas de árboles, ante el temor de que los pequeños puedan tener contacto directo con los caracoles.

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Su baba y concha albergan organismos que provocan meningoencefalitis, una enfermedad que recuerda simultáneamente ambas meningitis: por una infección o una inflamación de las meninges, y la encefalitis, que es una infección y una inflamación en el cerebro.

Y aunque de momento las autoridades no tienen registros de contagios, se sabe que varios de los especímenes recolectados presentaban una "alta carga" de parásitos, señala la doctora Caridad Peña, del Ministerio de Salud, citada por Publimetro Colombia.

El contacto con estos caracoles también puede provocar angiostrongiliasis, una zoonosis capaz de alojarse en el abdomen, causando daños en los intestinos, en el hígado, en el cerebro y en los pulmones, ocasionando neumonía.

Ups, no se encuentra el tuit. ¿Tal vez lo eliminaron?

Especie invasora

Y los cubanos tienen argumentos para sentirse alarmados. El caracol gigante africano (Achatina fulica) es considerada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas.

Es capaz de poner hasta mil 800 huevos en 12 meses, con una tasa de nacimiento de hasta el 90 por ciento.

Estos alcanzan su madurez sexual prontamente y viven unos cuatro años.

Además, al no tener predadores naturales en Cuba, y comer desde cultivos de frutas hasta basura y excrementos, tienden a crecer con rapidez.

Detectado por primera vez en Cuba en 2014, en el municipio de Arroyo Naranjo, actualmente este caracol se reporta en los 15 municipios de La Habana, y en casi todas las provincias del país.

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