El hermano de una estrella de las redes sociales paquistaní asesinada en 2016, que había reconocido con orgullo que la había matado por su "comportamiento intolerable", fue condenado a cadena perpetua el viernes, según su abogado.
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Muhamad Waseem fue condenado a cadena perpetua por un tribunal en la ciudad de Multán, en el centro del país.
"Inch'Allah (si Dios quiere) será absuelto" en apelación, comentó a la AFP su abogado, Sardar Mehmood.
Antes del anuncio de la decisión, el abogado había afirmado que "no se habían presentado "pruebas" contra Waseem, "sólo sospechas".
La víctima, Qandeel Baloch, de su verdadero nombre, Fauzia Azeem, era conocida como la Kim Kardashian paquistaní. La protagonista de las redes sociales siempre aparecía cuidadosamente peinada y maquillada, en actitudes provocativas, a veces consideradas escandalosas por sus compatriotas más conservadores.
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Así fue el crimen de Qandeel Baloch
Su asesinato provocó una ola de conmoción en Pakistán, donde centenares de mujeres son asesinadas cada año por parientes con el pretexto de que habrían manchado el honor familiar. Tres meses después, el parlamento pakistaní aprobó por unanimidad una ley contra esta plaga.
"Por supuesto que la estrangulé", afirmó Muhammad Waseem, detenido al día siguiente del crimen, en una conferencia de prensa organizada por la policía.
"Estaba en la planta baja y nuestros padres dormían en la parte superior. Le di una pastilla y luego la maté", dijo, antes de agregar: "no siento ninguna culpa por lo que he hecho" ya tenía un comportamiento "totalmente intolerable".
Según una fuente policial, Muhammad Waseem había afirmado a los investigadores que lo había hecho tras la reciente difusión de "videos impactantes de su hermana, publicados mayormente en Facebook".
La madre de Qandeel Baloch, Anwar Mai, esperaba que su hijo fuese absuelto. "Es inocente. Ella era mi hija y él es mi hijo", declaró el viernes por la mañana en la AFP, horas antes de su condena.
Desde que la nueva ley entró en vigor, los padres de una víctima de un crimen de honor ya no pueden perdonar a su asesino, a menudo un miembro de la familia, lo que hasta entonces permitía sustraerlo a la acción de la justicia.