Tras siete años asilado en la embajada de Ecuador en Londres, Julian Assange perdió el jueves el asilo de Quito y fue detenido por la policía británica.
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El australiano de 47 años enfrenta una petición de extradición a Estados Unidos por piratería informática.
Sobre el caso, el expresidente ecuatoriano, Rafael Correa, aseguró que el arresto de Assange es una “venganza personal” del actual mandatario Lenín Moreno.
"Esto pasará a los anales de la historia de la humanidad como uno de los actos más rastreros, más bajos (…) Entregar por venganza personal, por odio, a un asilado político, a sus verdugos", dijo Correa, residente en Bélgica desde 2017.
El expresidente, durante cuyo mandato se le concedió el asilo al informático, considera que Assange "no tiene la más mínima posibilidad de tener un juicio justo" en Estados Unidos.
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Moneda de cambio
Correa deja entrever que Assange habría servido de moneda de cambio entre Moreno y Estados Unidos, por una ayuda financiera del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El "detonante" de la decisión, no obstante (explica), sería otro.
"Hace unas semanas, hace pocos días, WikiLeaks publicó algo que ya era de conocimiento público, pero no a nivel mundial, que es el caso de corrupción 'Ina Papers', en el que está envuelta la familia presidencial".
El portal inapapers.org denuncia supuestos hechos de corrupción de Moreno, quien niega las acusaciones y quien la semana pasada criticó los "rumores injuriosos" que vinculaban este caso al retiro del asilo del experto informático.
"Aunque sí se esperaba, estamos en estado de schock porque no creímos que iban a atreverse a tanto. Moreno nunca quiso a Julian Assange".
Para Correa, Ecuador quedó "humillado" ante la comunidad internacional.
Tras la posesión de Moreno como presidente, a quien promovió como su sucesor, Correa le acusa de orquestar un complot político en su contra y abandonó las filas del oficialismo por una pugna de poder entre ambos.
*Con información de AFP