Transcurrían las 15:00 horas, cuando el anda de Jesús Nazareno Redentor del Mundo, de la Parroquia Santísima Trinidad, barrio El Gallito, zona 3, salió de su templo.
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Era 1999, otro cuarto domingo de cuaresma dedicado al cortejo procesional de dicho Nazareno. Un 14 de marzo.
Se conmemoraban los 50 años de la veneración de la imagen. La hermandad plasmó una alegoría basada en el Salmo 150, "Alabad al Señor en su Santuario".
Cientos de devotos y cargadores se conglomeraron en los alrededores del templo. Las coloridas alfombras se divisaban en la 4a. avenida de la zona 3.
Sin embargo, a tan solo una calle, el cielo se tornó gris y comenzó una lluvia torrencial con viento desenfrenado.
No logran seguir
La comisión de Honor Salida lleva en hombros a Jesús Nazareno Redentor del Mundo y de inmediato bajaron el anda a brazos.
Pero, la lluvia era impetuosa y los obligó a dejar caer el anda al suelo. Los devotos y cargadores intentaron refugiarse.
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Esperanza de Pérez recuerda que se encontraba a pocos metros del anda, cuando la lluvia inicio. Había llevado a ver la salida del Nazareno a su bebé de un año y a su hija de seis.
"La hermandad subió a cubrir a la venerada imagen con plástico. Pero la lluvia era tan fuerte que incluso los vidrios de los ventanales de la casa que estaba en frente se quebraron y cayeron sobre el anda", recuerda la testigo.
Conmocionados y atónitos, los miembros de la hermandad tomaron la decisión de retornar al templo.
Luego de casi una hora, acordaron salir nuevamente con el cortejo. Sin embargo, después de cuatro turnos, la tormenta regresó.
Se encontraban en la avenida El Cementerio y 15 calle cuando la lluvia les impidió continuar nuevamente con el tradicional cortejo.
Prontamente enfilaron de regreso al templo. Y ahí, empapados y con fío, los miembros de hermandad dejaron en veneración al Redentor del Mundo y rezaron un viacrucis.
Cientos de devotos se enfilaron desde la 15 calle hasta la avenida El Cementerio, para ingresar al templo y venerar al Nazareno.
Publican detalles
La historia de lo acontecido ha pasado de boca en boca durante veinte años. Quienes fueron testigos explican que es un evento natural que quedó guardado en la mente y corazón de todos los que lo vivieron.
Este año, la Hermandad de Jesús Nazareno Redentor del Mundo compartió el testimonio de Juan Dardón, en la tercera edición de la revista parroquial "Ven y Sígueme", en la que también se narra este recuerdo.
Dardón añade en el que texto que incluso se enteraron que una persona sufrió un infarto por la impresión de ver cómo la lluvia le destruía la alfombra que había elaborado.
Sin embargo, la experiencia de todo lo acontecido les dejó muchas enseñanzas.
"Nos hizo recapacitar y poner los pies sobre la tierra. Aprender a ser más humildes y dóciles", explica.
"Después de todo terminamos alabando al Señor en su santuario (tal como en la alegoría del anda)", puntualiza Dardón.