Los amigos de la joven británica encontrada muerta en un paraje frente al turístico lago de Atitlán, en Guatemala, y que la acompañaron en sus últimos días, dicen que era una persona espiritual que compartía su felicidad con otros y que su muerte pudo haber sido accidental.
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Según los conocidos de Catherine Shaw, de 23 años, hay algunos detalles que les permiten pensar esto, por ejemplo, que cerca de donde encontraron su cuerpo estaba su suéter doblado y en los bolsillos estaban sus anillos.
También estaba cerca el pequeño cachorro que ella había recogido el día que llegó a la comunidad y siempre lo llevaba consigo.
Padre de Catherine en Guatemala
Muchos quieren saber qué le pasó a Catherine, pero el más interesado es su padre, Tarquín Shaw, quien llegó el martes al hotel MayAchik, en el municipio de San Juan La Laguna del departamento de Sololá, a unos 170 kilómetros al occidente de la capital.
Custodiado por policías, el angustiado padre no quiso hablar con la prensa, pero le dijo a The Associated Press que agradecía el apoyo de la gente para buscarla y que sería la fundación Lucie Blackman Trust, que les ha apoyado en este caso, la que se pronunciaría por el caso.
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Shaw reconoció el martes el cuerpo de su hija en la morgue departamental de Quetzaltenango, a donde llevaron su cadáver para la necropsia. Después viajó a San Juan la Laguna y caminó el sendero lleno de tierra del hotel ecológico que días antes pisó Catherine.
Ella había llegado al hotel el domingo 3 de marzo, dos días antes de desaparecer, e hizo un trato con la dueña del local para hacer trabajo voluntario a cambio de hospedaje.
Compartió una cama matrimonial con su amiga Elena Consolini, la última en verla viva y quien denunció la desaparición ante la policía el miércoles siguiente.
“No hicieron caso. La policía sólo decía ‘ya va a aparecer, búsquenla, ha de andar por ahí’”, dice Consolini, una italiana de 22 años.
Angustiados, los amigos de Catherine pasaron días pidiendo ayuda para buscarla, pero ninguna autoridad local parecía tomar en serio la desaparición.
Fue hasta el sábado siguiente que las cosas se pusieron más serias y la población decidió empezar la búsqueda junto a algunos policías.
Entre el domingo y el lunes, poco menos de 100 personas buscaron a la joven hasta que su cadáver apareció en un mirador llamado Nariz de Indio en una montaña que a la distancia parece ser el rostro de una persona acostada.
“Ahí estaba”, dice Johanna Rodríguez, una de las mujeres que coordinó la búsqueda.
En el lugar -un área privada- hay áreas por donde caminar, pero hay otras que son tan empinadas que sólo se puede recorrer escalando, agrega Rodríguez.
Ante la negativa de las autoridades municipales locales, los amigos decidieron juntar dinero para que un helicóptero sobrevolara la zona.
Por tierra, indígenas tzutujiles locales y turistas extranjeros acompañados de algunos policías realizaban la búsqueda en la montaña despoblada, desolada, llena de maleza.
El cuerpo de Catherine, desnudo y con golpes, fue localizado a las 12:37 del lunes.
Espíritu “libre”
Los amigos de esta joven británica quieren reivindicar lo que se ha dicho de ella. Rumores en redes sociales sobre el uso de drogas, abuso sexual o que ella fue la responsable de su muerte por una fotografía que se hizo viral de su cuerpo desnudo en el lugar donde la encontraron, dicen ha generado una idea equivocada de quién era.
Francisco “Paco” Rosales, un mexicano de 35 años, la conoció hace cuatro años y viajaron juntos por varios países del mundo.
“Tenía un espíritu libre, era muy espiritual, le gustaba meditar, era maestra de reiki y yoga”, asegura al explicar que la joven estaba en un proceso de ayuno, de reflexión y que al subir al mirador donde la encontraron pudo perder el balance debido a que su cuerpo estaba débil por el ayuno.
Miles de turistas llegan a la zona buscando conexiones con la naturaleza frente a una vista de ensueño que ofrece el exorbitante lago de Atitlán, por lo que las comunidades cercanas viven principalmente de turismo.
Las drogas también han sido un problema serio; su fácil acceso y distribución también es parte del atractivo turístico.
Amy Farrow, una estadounidense paramédico que lleva varios años viviendo en la zona y quien coordinó la búsqueda de Shaw, explica que ella revisó los videos de las últimas horas de vida de Catherine.
Cámaras de seguridad filmaron dos salida de la joven de su habitación el día martes 5 de marzo, el día que desapareció: una entre la 1:30 de la madrugada llevando consigo un tambor y otra alrededor de las cinco de la mañana.
“Ella no se veía intoxicada”, dice la mujer, “ella actuaba normal”.
Al pronunciarse sobre el caso, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses dijo que Catherine murió por hemorragia subaracnoidea, es decir, un sangrado del espacio entre el cerebro y el tejido que lo cubre, derivado de un trauma craneoencefálico con un tiempo estimado de muerte de cuatro a seis días, coincidente con los días que ella llevaba desaparecida.
Las autoridades no han dicho qué pudo haber ocasionado el golpe, pero el médico a cargo del procedimiento dijo a la AP que el cuerpo no presentaba disparos ni cuchilladas.
Rosales, que vino desde México a ayudar a la búsqueda de su amiga, dice que ellos creen que Cat, como le llamaban, salió de su hotel para ver el amanecer y caminó hasta llegar al lugar. Quizá ante el calor ella misma se desnudó, pero cayó al vació y murió.
“Mucha gente pensó morbosamente de la fotografía de ella desnuda en el lugar, rápido diciendo que ella había sido violada, pero ella veía el cuerpo como algo natural, sin morbo, por eso es fácil pensar que ella se desnudó”, afirma Rosales.
Hasta pronto “Cat”
Ahora los amigos buscan quién se quedará con el cachorro que han llamado Cat.
“Era como un hada que andaba repartiendo felicidad”, dice Consolini al recordar que su amiga era muy relajada, sin muchas preocupaciones, sin conflictos.
“La vi triste los últimos días, pero no hablamos mucho, solo tocábamos música, sin hablar”, agrega. “Ella va a ser mi ángel”.
El martes, un día después de haber recuperado el cuerpo, sus amigos, bajo el cielo estrellado de San Pedro la Laguna y rodeados de 23 vela blancas que simbolizaban su edad, le dieron un último adiós.
Lloraron por su muerte, rieron contando historias que vivieron junto a ella, cantaron y pidieron porque descansara en paz y le dijeron: “hasta pronto, Cat”.
* Con información de la agencia de noticias AP.