Las fuerzas estadounidenses en Corea del Sur inauguraron el viernes su nuevo cuartel general, considerado la mayor base de Estados Unidos en el extranjero, pocas semanas después de que el presidente Donald Trump dijera que quiere repatriar a las tropas.
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Estados Unidos y Corea del Sur firmaron hace décadas un tratado de alianza, en virtud del cual las "US Forces Korea (USFK)" tuvieron su cuartel general en Yongsan, en el centro de Seúl.
Ambos aliados acordaron en los años 1990 relocalizar esos cuarteles generales a Camp Humphreys, una base ya existente en Pyeongtaek, unos 60 km al sur de Seúl.
Pero el proyecto fue postergado durante años por las protestas de los residentes, problemas financieros o retrasos en la construcción.
Solamente en 2013 las primeras unidades fueron transferidas a Camp Humphreys.
Efectivos en la península
Estados Unidos tiene 28,500 efectivos militares en Corea del Sur para hacer frente a la amenaza que pueda suponer Corea del Norte.
El traslado al nuevo cuartel general se produce semanas después de una histórica cumbre entre Trump y el líder norcoreano Kim Jong Un en Singapur.
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En una posterior rueda de prensa Trump dijo que suspendería los habituales ejercicios conjuntos de Estados Unidos con el ejército surcoreano, y añadió: "Quiero traer a los soldados a casa".
El gobierno surcoreano había acordado suspender los ejercicios militares con Estados Unidos, una semana después de que el presidente Donald Trump lo anunciara sorpresivamente.
Trump dijo después de la cumbre en Singapur que suspendería los “ejercicios bélicos” a menos que fracasaran las conversaciones para poner fin al programa nuclear norcoreano.