El fallo, aparte de dejar a Luiz Inácio Lula da Silva más cerca de la cárcel, descalifica, en principio, sus aspiraciones de presentarse a las elecciones presidenciales de octubre, para las cuales es favorito, aunque la última palabra al respecto la tendrá la justicia electoral, que analizará las candidaturas en agosto.
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El fallo de este lunes fue adoptado por unanimidad de los tres magistrados del Tribunal Regional Federal nº4 (TRF4), con sede en Porto Alegre, que en enero confirmó la sentencia de primera instancia en contra de Lula y además elevó la pena a 12 años y un mes de cárcel, por corrupción pasiva y lavado de dinero.
Los recursos se referían a presuntas “omisiones”, “contradicciones” o “puntos oscuros” detectados por la defensa en las consideraciones de los jueces.
La jurisprudencia actual autoriza el encarcelamiento de los acusados que agotan los recursos de segunda instancia, pero el Supremo Tribunal Federal (STF) garantizó que Lula no sería detenido, al menos hasta el 4 de abril, cuando la corte reanude los debates sobre un habeas corpus que autorice al exmandatario a apelar en libertad ante el Supremo Tribunal de Justicia (STJ, tercera instancia) y ante el propio STF.
El exlíder sindical, de 72 años, se halla actualmente en medio de una gira proselitista por el sur del país.
Lula es acusado de haber recibido un apartamento de lujo por parte de la constructora OAS, a cambio de su influencia para obtener contratos en Petrobras. El juicio se enmarca en el escándalo de sobornos a políticos revelado por la operación denominada “Lava Jato”.
El expresidente enfrenta, además, otros seis procesos judiciales, pero se declara inocente en todos, atribuyéndolos a una conspiración de las “élites” para impedirle volver al poder.
