Más de 40 camiones con ayuda esperaban para entrar en el asediado enclave de Guta Oriental, donde viven unas 400 mil personas, lo que llevó a la ONU a reclamar de nuevo un alto el fuego en la zona.
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La "pausa" humanitaria de cinco horas anunciada el lunes por Rusia condujo a una disminución de los bombardeos, que desde el 18 de febrero han dejado cientos de muertos.
Pero el corredor humanitario instaurado por Moscú para que los civiles puedan evacuar la zona seguía ostensiblemente vacío el jueves por tercer día consecutivo, mientras la desconfianza reinaba a ambos lados.
La fuerza aérea siria bombardeó de nuevo este jueves matando a siete civiles, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
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"Prácticamente no hay vida"
Además, los combates terrestres seguían su curso en Al Shaifuniyah, al noreste del enclave, muy destruido en los últimos días.
"Prácticamente no hay vida allí, la zona está completamente destruida y los civiles están enterrados bajo los escombros", declaró Siraj Mahmud, portavoz de los rescatistas de los Cascos Blancos, que operan en zonas rebeldes.
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Según Naciones Unidas, tres cuartas partes de las viviendas del enclave rebelde han quedado dañadas, mientras que cientos de civiles heridos o enfermos necesitan ser urgentemente evacuados.
Los cerca de 400 mil habitantes de la zona tratan de sobrevivir pese a la escasez alimentaria y de medicamentos, fruto de un asedio asfixiante impuesto por el régimen.
La ONU y las organizaciones humanitarias aseguraron que cinco horas era demasiado poco tiempo para hacer llegar la ayuda.
En casi siete años, la guerra en Siria (desencadenada por la dura represión del régimen de Bashar Al Asad) ha dejado más de 340 mil muertos y millones de desplazados.