El atentado se produjo durante la oración matutina en la mezquita de Madina, en Mubi, una ciudad fronteriza con Camerún, unos 200 kilómetros al norte de la capital del Estado de Adamawa, Yola.
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“Por el momento, tenemos al menos 50 muertos”, declaró el portavoz de la policía de Adamawa, Othman Abubakar.
El kamikaze “se mezcló entre los fieles” para entrar en la mezquita y “activó sus explosivos” durante la oración, precisó la fuente.
El ataque no ha sido todavía reivindicado, pero lleva la huella de Boko Haram, que suele cometer ataques contra pueblos y atentados suicidas en la zona.
En los últimos ocho años, la insurrección del grupo yihadista ha dejado al menos 20 mil muertos y 2.6 millones de desplazados en el nordeste de Nigeria.
“Todos conocemos la tendencia, no sospechamos de nadie en particular, pero todos conocemos a quienes están detrás de estos ataques”, comentó Abubakar, sin nombrar directamente al grupo yihadista.
Se trata del atentado más sangrientos perpetrado en esta región desde julio, cuando una emboscada contra un convoy con miembros de una misión de prospección petrolera en el vecino Estado de Borno provocara la muerte de 70 personas.
Un responsable del servicio de emergencias del Estado de Adamawa calificó la explosión de “devastadora”. Hay “grandes pérdidas”, declaró.