"No irá ni el jueves ni el viernes", indicó una portavoz del presidente Carles Puigdemont, explicando que la negativa se debe a que el gobierno español está decidido de todos modos a tomar el control de Cataluña para atajar el desafío independentista.
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Puigdemont, no obstante, sí comparecerá ante el Parlamento catalán, en Barcelona, que este jueves abrirá un pleno. La sesión podría alargarse hasta el viernes, y en ella se plantean todos los escenarios, incluyendo la declaración unilateral de independencia con la que amenaza desde hace semanas.
El presidente de la Generalitat había sido invitado al Senado para presentar sus argumentos contra las medidas anunciadas por el ejecutivo, que suponen el cese en bloque del gobierno regional, la convocatoria de elecciones regionales en un plazo máximo de seis meses y la toma de control de la policía catalana y los medios públicos locales. Esta posible comparecencia había alumbrado la esperanza de un acercamiento.
Este miércoles, sin embargo, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, aseguró ante la Cámara baja que la intervención de Cataluña es "la única" respuesta posible para detener el desafío separatista.
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Un escenario imprevisible
La aplicación del Artículo 155, en cualquier caso, abrirá un escenario inédito, en una región que representa el 19 % del PIB español, y en la que la economía se está resintiendo de la incertidumbre política.
Desde principios de mes, unas 1 mil 500 empresas han decidido sacar de Cataluña su domicilio fiscal, entre ellas los dos mayores bancos, CaixaBank y Sabadell, según los últimos datos del Colegio de Registradores.
Por otro lado, es de prever que haya resistencia a las directrices del gobierno central, tanto en la calle, donde los secesionistas están muy movilizados, como desde las instituciones, donde se expondría en el día a día al boicot de miles de funcionarios.