CaixaBank, primer banco en la región catalana, admitió esta medida luego de anunciar un buen desempeño en el tercer trimestre de 2017, en que duplicó su beneficio neto, hasta los 649 millones de euros.
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Gonzalo Gortázar, consejero delegado de la institución, informó que se tomó la decisión en respuesta “a una situación técnica de intranquilidad de nuestra clientela”.
“A partir del 1 de octubre, pudimos detectar en nuestra clientela intranquilidad, nervios”, dijo Gortázar, quien, no obstante, dijo que el impacto de los retiros fue “moderado”, sin especificar cifras.
CaixaBank fue una de las primeras grandes empresas que anunciaron el traslado de su sede social fuera de Cataluña, en previsión de una posible declaración unilateral de independencia de las autoridades regionales.
Según cifras del Colegio de Registradores, desde entonces, hasta 1 mil 300 empresas han abandonado la zona, entre ellas el Banco Sabadell, la productora de cava Codorníu o el grupo editorial Planeta.
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El objetivo era “dejar fuera de cualquier duda que la fortaleza de CaixaBank se mantendría en cualquier escenario y que estaremos siempre bajo el paraguas de la zona euro”, explicó Gortázar.
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La medida permite a CaixaBank seguir contando con la posibilidad, crucial para su actividad, de acceder a la financiación del Banco Central Europeo (BCE), dijo el consejero delegado.
Una vez trasladada la sede social, el impacto sobre los depósitos “primero se ha parado y segundo, se ha revertido”, añadió.
Ante la pregunta de si el cambio de sede es temporal, se limitó a responder: “si el consejo de administración hubiese querido decir que el traslado fuera temporal, lo hubiera dicho, y no ha dicho nada al respeto”.
La decisión es “únicamente nuestra”, aclaró, interrogado sobre eventuales presiones políticas.