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Estados Unidos concluye destrucción de armas químicas abandonadas en Panamá

Estados Unidos concluyó la eliminación de los proyectiles de la Segunda Guerra Mundial que formaban parte del arsenal en sus bases militares de la antigua Zona del Canal.

La cancillería de Panamá y la embajada de Estados Unidos en ese país informaron este jueves en un comunicado conjunto que la operación, avalada por la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), “permitió la destrucción de las ocho antiguas municiones químicas”.

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La destrucción fue “exitosa”, en una operación donde se “cumplieron” las leyes panameñas y “los más altos estándares de seguridad aplicables”, indicó la nota.

Según ambos gobiernos, “no se ha registrado ningún daño a la salud ni a la seguridad humana durante el proceso de destrucción ni ningún impacto significativo o permanente al medio ambiente”.

Imagen ilustrativa. Foto: AFP

El armamento destruido está compuesto por ocho bombas. Seis de ellas son de mil libras (unos 500 kilos) y se sospecha que contenían fosgeno, un gas venenoso asfixiante utilizado durante la Primera Guerra Mundial.

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También se inutilizó una bomba de 500 libras que podría haber tenido cloruro de cianógeno, un gas extremadamente letal, y un cilindro vacío y oxidado, según el plan de la OPAQ.

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La eliminación del armamento estuvo a cargo de unas 150 personas del Comando Sur de Estados Unidos y especialistas de la policía panameña, y se extendió del 13 de septiembre al 3 de octubre con financiamiento de Washington.

Las bombas habían sido identificadas en 2002 por la OPAQ, en Isla San José, con 44 kilómetros cuadrados de superficie. El Ejército estadounidense habría realizado en esa isla pruebas y experimentos militares con gas mostaza, fosgeno y otros agentes nerviosos para su posible uso durante la Segunda Guerra Mundial y la guerra de Vietnam.

En agosto pasado, el gobierno panameño anunció que había firmado un acuerdo con la OPAQ, después de que el Consejo Ejecutivo de esta organización respaldara el plan presentado por Panamá para destruir estas armas.

Panamá determinó que las bombas debían eliminarse en la isla, ya que consideró “inseguro” y un “riesgo indebido” para los trabajadores y el medio ambiente trasladar las municiones ante su “configuración explosiva” y su “edad”.

La operación consistió en la destrucción del armamento a través de la lluvia y la humedad para asegurar la hidrólisis (descomposición de sustancias por acción del agua) y la dilución de las municiones.

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