“Estoy dispuesto a ser el mediador” en la crisis con Catar, dijo el presidente Donald Trump durante una rueda de prensa desde la Casa Blanca junto al emir de Kuwait, el jeque Sabah al-Ahmad Al-Sabah.
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“Creo que es algo que se puede resolver bastante fácilmente”, añadió el mandatario estadounidense.
El emir de Kuwait, el jeque Sabah al-Ahmad Al-Sabah, junto al presidente Donald Trump. Foto: AFP
Arabia Saudita, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Egipto cortaron en junio pasado sus lazos diplomáticos y económicos con Catar, al que acusan de tener lazos con el Irán chií y grupos islamistas radicales.
Los cuatro países además impusieron duras sanciones, principalmente un bloqueo a las vías marítimas, aéreas y terrestres al pequeño emirato.
Doha rechaza los señalamientos y acusa a los otros países de un ataque contra su soberanía.
Estados Unidos ha mostrado señales contradictorias en su política hacia la crisis del Golfo.
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Trump inmediatamente se alineó con Arabia Saudita después que los países árabes anunciaran sanciones contra Catar, pero su secretario de Estado, Rex Tillerson, adoptó un tono más mesurado.
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Riad y Doha son fuertes aliados de Washington, y Trump eligió a Arabia Saudita para el primer viaje al extranjero de su presidencia en mayo, dos semanas antes de que estallara el conflicto con Catar.
Catar es sede de una importante base aérea estadounidense, donde está basado el comando militar regional que lidera los esfuerzos contra el grupo yihadista Estado Islámico.