El fuego en Portugal, que se declaró el sábado por la tarde en la localidad de Pedrogao Grande, a unos 50 kilómetros de Coimbra, en la región de Leira, había dejado al menos 62 muertos y más de 50 heridos.
Cerca de 900 bomberos y 300 vehículos combatían el domingo las llamas que se había propagado rápidamente por varios frentes.
"Desgraciadamente, esta es sin duda la peor tragedia que hemos conocido en estos últimos años en términos de los incendios forestales", reconoció el primer ministro portugués Antonio Costa, desde la sede de la Protección Civil, cerca de Lisboa.
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Foto: AFP
Muchas de las víctimas quedaron atrapadas por las llamas en el interior de sus vehículos cuando circulaban por una carretera cercana.
"Es difícil decir si estaban huyendo del fuego o fueron sorprendidos por él".
El gobierno portugués decretó tres días de luto, a partir de este domingo, en honor a las víctimas dejadas por el voraz incendio.
En estas colinas, que 24 horas antes estaban cubiertas de eucaliptos y pinos, la devastación era total.
De cada lado de la carretera nacional IC8, a lo largo de al menos 20 kilómetros, una espesa capa de humo blanco quedaba suspendida sobre los árboles carbonizados y el suelo ennegrecido.
Frente a unas casas abandonadas, se veía un coche calcinado. Decenas de personas que huyeron de sus casas fueron acogidas por los habitantes de una localidad cercana, Ansiao.
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