El viernes, las lluvias torrenciales provocaron inundaciones y desprendimientos de tierra en toda Sri Lanka y obligaron a medio millón de personas del sur y el oeste del país a abandonar sus casas.
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El anterior balance era de 169 muertos.
Al menos 109 personas siguen desaparecidas y otras 109 están hospitalizadas, indicó el Disaster Management Centre (DMC). Casi 2.000 viviendas fueron destruidas.
"Creí que mi vida había tocado fin", contó a la AFP J.H. Siripala, un carpintero que fue rescatado el domingo cuando se encontraba en medio del agua.
"Vivo en esta zona desde hace 27 años, hemos tenido otras inundaciones, pero nunca había visto tanta agua", aseguró, a bordo de un barco de socorristas.
Para el lunes y el martes se esperan nuevas lluvias del monzón que podrían complicar las tareas de rescate en curso.
El ejército movilizó helicópteros, barcos y vehículos anfibios para ayudar a los afectados y distribuir alimentos y productos de primera necesidad.
Sri Lanka también lanzó un llamamiento para recibir ayuda internacional. India ya ha enviado varios navíos militares con ayuda médica.
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Por su parte Naciones Unidas anunció el envío de contenedores de agua y tabletas para purificar el agua mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene previsto proporcionar medicamentos en las zonas afectadas.
Se trata de las inundaciones más graves en Sri Lanka desde mayo de 2003, cuando 250 personas murieron y 10.000 casas fueron destruidas por las lluvia del monzón.
El año pasado más de 100 personas murieron por el mismo fenómeno meteorológico.