Autoridades del Organismo Ejecutivo anunciaron que debido al conflicto territorial se declaró estado de Sitio por 30 días en los municipios de Ixchiguán y Tajumulco, en el departamento de San Marcos.
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Los soldados les llaman “pozos de tiro” mientras que los pobladores les dicen trincheras. Se trata de zanjas cavadas en una parte alta de terreno desde donde se tiene una vista privilegiada para disparar.
Hace 12 días el blanco era cualquier persona que se atreviera a salir de su casa o que condujera un vehículo. Los ataques terminaron, por el momento, pero de ellos hay rastros que permiten confirmar la versión de quienes aseguran que los atacantes portaban “armas largas”.
La primera trinchera está a unos 500 metros de la carretera en el ingreso a la aldea Tuichán, en Ixchiguán, en San Marcos. De ese primer “pozo de tiro” destaca un espantapájaros. A simple vista estaban aproximadamente 10 balas y el doble de casquillos.
Para tolerar el asedio mantenido durante 12 días, los atacantes consumieron cerveza, cigarros, agua pura y frituras, según la basura dejada. Con el objetivo de no ser vistos, los fusileros se acostaron en colchonetas. Desde ese punto tenían a tiro el puesto de mando de la brigada de operaciones de montaña del Ejército, casas con apariencia de búnquer, así como algunas curvas de la carretera. Ramas que abren paso entre las rocas era el camuflaje natural que fue cómplice de los agresores.
Para llegar a la segunda trinchera había que subir otros 300 metros. Destacaba por tener una visión más amplia del área así como por el nailon negro usado como techo y sostenido por troncos delgados. También había rastro de balas, comida y colchones.
EN IMÁGENES
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Bombas de alerta
Entre una trinchera y otra fue abandonado un costal con seis bombas pirotécnicas, como las usadas para anunciar el paso de cortejos procesionales.
A primera vista no es fácil hallar la relación con el fuego, pero minutos después de haber caminado en el sector, a los lejos, comenzaron a quemar algunas. El sonido rompía el silencio de la montaña. Al descender, los soldados indicaron que tomaron sus precauciones.
Sin esfuerzos
En el puesto de mando están concentrados 50 efectivos del Ejército a cargo de un teniente coronel. Ellos no saben cuándo llegarán los mil 500 soldados y 500 elementos de la Policía Nacional Civil ofrecidos por las autoridades tras haber sido ratificado el estado de Sitio.
Una casa de block con techo de madera y lámina funciona como comedor y sala de reuniones. Hay algunos mapas del sector donde se tienen marcadas las elevaciones donde están ubicadas las trincheras.
Esas paredes no detendrían un impacto de fusil, murmuran miembros de la tropa. Pero la instalación militar se extiende a otras dos casas.
Con sus cascos y chalecos, algunos soldados montan guardia. Se turnan para que nadie los sorprenda. Pese a 12 días de balazos, no reportan ningún herido.
Piden paz
En la parte baja de la montaña, en Tuichán, hay al menos dos casas con perforaciones de bala. También hay una galera con costales iguales a los dejados en las trincheras. Los pobladores no aceptan abiertamente que responden al fuego, pero aseguran que ya no quieren ceder más terreno.
Aseguran que entre lo perdido está el cementerio. Ahora ya no pueden visitar a sus difuntos, incluso habilitaron un camposanto nuevo.
Los pobladores insisten en que el narcotráfico no está involucrado en los ataques, pero las autoridades de gobierno aseguran que el negocio de la heroína es el motor de las agresiones.
Una familia que huyó para poder sobrevivir
En Tuichán, Ixchiguán, hace 12 días Cristóbal Gómez sembraba avena para sus vacas a las 10 de la mañana cuando escuchó balazos desde la montaña.
Con sus botas de hule, bajó corriendo a su casa para resguardar a sus hijos y esposa de los disparos. Estuvieron encerrados hasta las siete de la noche. Cristóbal se armó de valor y por el patio de la vivienda, que da a una zanja, sacó a su familia hasta cruzar la carretera y pedir posada con amigos.
Recuerdos
Martina Esteban, esposa de Cristóbal, llora al recordar lo sufrido y abraza a una de sus hijas. Una perforación de bala en su picop es la evidencia de su relato. Después de 12 días los Gómez Esteban regresaron a su casa.
Cómo transcurre un día en Tajumulco
En el parque central de Tajumulco los estudiantes de la jornada vespertina de un instituto conversaban y bromeaban. En el mercado los vendedores guardaban sus productos por la hora de cierre. Los vecinos aseguran que fue un miércoles normal pese a que fue el segundo día de estado de Sitio.
Uno de los pobladores, que prefirió no dar su nombre, expresó su molestia por la decisión del Ejecutivo de enviar soldados. Confiesa la presencia del Ejército les trae malos recuerdos de la época del conflicto armado interno.
En los centros educativos públicos hubo clases y por el momento no tienen aviso de que serán suspendidas. El jueves será día de mercado y los pobladores de diferentes aldeas ofrecerán sus productos con normalidad.
Rechazo
La versión de que los enfrentamientos en el límite entre Ixchiguán y Tajumulco son por narcotráfico es rechazada. Además, se quejan de que el gobierno es el responsable de la conflictividad, ya que no define con certeza el inicio y el fin de los territorios.
Pero tampoco niegan que hay quienes siembran amapola en sus tierras, aunque aseguran que es en lugares lejanos. Les molesta que se tomen medidas sin ser tomados en cuenta.
Los números
- 1 mil 500 militares han sido enviados al lugar
- 500 agentes de la PNC apoyarán
- 3 días cumple este jueves de ratificado el estado de Sitio.