Este miércoles, el presidente Michel Temer buscaba contrarrestar la crisis que golpea a su gabinete, luego de que la corte suprema autorizara investigar a ocho ministros, un tercio del Senado y unos 40 diputados por sospechas de corrupción.
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La lista, divulgada la noche del martes, apunta contra el núcleo duro del Legislativo y del Ejecutivo, que formaron una sociedad estrecha desde que el conservador Temer llegó a la presidencia el año pasado, tras la destitución de Dilma Rousseff por manipular las cuentas públicas.
El Supremo Tribunal Federal (STF) autorizó 76 procesos contra 98 personas, que involucran a ocho ministros (inicialmente se reportaron nueve, pero la corte aclaró que un caso fue devuelto a la fiscalía para ser revaluado) un tercio del Senado (24 de 81), casi 40 diputados y tres gobernadores, sin distinción de ideologías.
La noticia literalmente vació al Congreso en la víspera y amenaza las reformas económicas que impulsa el gobierno para enfrentar la recesión.
Pese a las tensiones, Temer buscó transmitir normalidad durante un evento en Brasilia.
"El gobierno no para (…) El Ejecutivo ejecuta, el Legislativo legisla y el Judicial juzga. Cada uno ejerce sus funciones y nada deberá paralizar la función gubernamental".
Para el politólogo César Carvalho, de la consultora CAC, el presidente "está haciendo lo que el manual manda": minimizar la crisis, ganar tiempo y esperar que los dilatados plazos de la Justicia jueguen a su favor.
"Mientras tenga el apoyo del Congreso, el gobierno de Temer resiste, siendo popular o no", agregó, en referencia al magro apoyo que tiene entre los brasileños, de apenas 10 %.
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Brasil tendrá elecciones generales en octubre del año próximo.