El martes, el presidente Donald Trump comenzó a desmantelar las medidas de lucha contra el cambio climático implementadas por su predecesor, Barack Obama, con la intención de aumentar el uso de energías fósiles argumentando la independencia económica y la generación de empleos.
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Para científicos y algunas autoridades locales, el presidente está revirtiendo así la esperanza de los floridanos de posponer unos años su vaticinado hundimiento.
Los expertos pronostican que tan pronto como en 2060 el nivel del mar habrá aumentado entre 35 y 66 centímetros, lo cual dejará bajo el agua toda la costa del sur de Florida, un estado pantanoso a ras del mar que no tiene colinas ni elevaciones adonde los pobladores puedan trasladarse.
El estado sureño está condenado "no solo por su topografía sino por su geología: tiene rocas muy porosas, es permeable y el agua se filtra por el sustrato", explicó el miércoles a la AFP Henry Briceño, geólogo de la Universidad Internacional de Florida.
"Así pongas un dique, el agua te va a aparecer por debajo. A largo plazo no hay manera de resolverlo".
Pero la intención de Obama de reducir las emisiones de dióxido de carbono "habría demorado todo este proceso para darnos más tiempo de organizarnos, adaptarnos y tomar medidas, porque en algún momento habrá que irse de Florida", advirtió Briceño.
El científico lamentó la falta de previsión ante esta inminente tragedia que, en el mejor de los casos, significará miles de millones de dólares en pérdidas inmobiliarias.
"Si hay que mudar a 5 millones de personas dentro de 100 años, dentro de 50 años deberíamos estar viendo dónde vamos a tener a la mitad de esa gente".
Hace dos semanas, 32 científicos de Florida advirtieron al presidente que también su exclusiva mansión en Palm Beach, en la costa atlántica, quedará bajo el agua.