Criticado en algunos países musulmanes, el presidente Donald Trump es bien visto por Arabia Saudita, que vuelve a ser un socio clave de Estados Unidos tras varios años de relaciones frías.
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El martes pasado, Trump y el influyente príncipe heredero sustituto de Arabia Saudita, Mohammed ben Salman, se comprometieron a una "asociación estratégica sólida, amplia y duradera basada en un interés y un compromiso común para la estabilidad y la prosperidad de Oriente Medio".
El príncipe Mohammed, de 31 años, es el primer dirigente del Golfo en ser recibido por el nuevo presidente estadounidense.
Al mismo tiempo, su padre, el rey Salman, prosigue en China, segunda potencia económica mundial y rival de Estados Unidos, una gira asiática, durante la cual ya visitó Indonesia, Malasia y Japón.
Arabia Saudita quiere poner fin al deterioro de las relaciones con Estados Unidos, su aliado tradicional desde hace 70 años, registradas durante los ocho años de presidencia de Barack Obama.
Trump ve en Arabia Saudita un socio esencial para la seguridad y las inversiones estadounidenses, consideran los analistas.