Ángela Ponce ya escribió su nombre en la historia del Miss Universo al ser la primera mujer transgénero en participar en el certamen de belleza más importante del mundo.
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Ella nació en 1992 en Sevilla dentro del seno de una familia que desde pequeña comprendió que algo distinto había en ese niño que pedía tener el cabello más largo y jugaba con las muñecas que sus padres no dudaban en comprarle.
La representante de Miss España acaparó los titulares del concurso y tras la fama que consiguió ha continuado una carrera como modelo.
Actualmente no tiene novio y ante la imposibilidad de tener hijos, ella ha volcado toda su atención en su hermana menor a la que considera como "la niña de sus ojos".
Amanda Ponce ha acompañado a su hermana a todos los eventos y continúa ganando seguidores gracias a la fama de Angela.
Para la famosa española, el apoyo de su hermanita ha sido fundamental para continuar haciendo historia. Hace poco hicieron un viaje junto en donde ella demostró que haría cualquier cosa por Amanda.
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"No sé si puedo llevarte a tocar la punta de la Bastilla, pero si tú me lo pides lo intento. ️", escribió.
Sus pasos para cambiar
Siendo un pre-adolescente, su madre se dio cuenta que había dado a luz a una mujer en un cuerpo de hombre, o al menos así lo explicó ella en una entrevista.
"Mamá, quiero tener el pelo más larguito, no me gusta este tipo de ropa, estos zapatos.
Fue poco a poco. Con 16 años me decidí a hablar con mi madre pero ella siempre supo que yo era una mujer. En mi día a día siempre me había comportado como una niña", afirma la Miss Universe Spain 2018.
La primera mujer transexual en llegar al máximo certamen de belleza femenina siempre supo lo que quería ser en una época en donde los niños soñaban con viajar al espacio o curar a las mascotas.
"De pequeños nos preguntaban qué quieres ser de mayor y si uno decía médico y el otro, astronauta yo decía ‘mujer’", explica.
Fue en 2007 cuando finalmente tomó la decisión de iniciar el gran cambio.
Ese año España se aprobaba la Ley de Identidad de Género que permitía a las personas transexuales modificar su nombre y sexo en sus documentos de identidad sin necesidad de someterse a una operación genital y sin autorización de un juez.
