La cinta colombiana “Pájaros de verano” se llevó la presea a mejor largometraje de ficción en los Premios Fénix.
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La coproducción de Colombia, México, Dinamarca y Francia, dirigida por Cristina Gallego y Ciro Guerra, retrata la violencia que se genera en una comunidad indígena con la aparición del narcotráfico en la región guajira de Colombia de la década de 1970.
Gallego dedicó el premio al clan Pushaina de la etnia wayuu, retratada en la cinta, “por abrirnos su corazón, por contarnos sus historias y por enseñarnos tanto”.
“A la guajira colombiana y que sigamos contando estas historias latinoamericanas que nos llenan la sangre”, agregó la actriz Natalia Reyes. Guerra no acudió a recibir el premio porque está rodando en Marruecos.
“Doy gracias a la vida por haberme puesto en el camino este oficio, este quehacer, que a través de él podemos mostrar comunidades ancestrales que están por desaparecer y que todos los ojos del mundo tienen que estar pendientes de ellos”, señaló momentos antes Carmiña Martínez al recibir el premio a la mejor actuación femenina por interpretar a una matriarca indígena que comienza a tener poder en el negocio del narcotráfico.
El realizador paraguayo Marcelo Martinessi se llevó el premio de dirección por “Las herederas”, una cinta sobre una mujer adinerada de Asunción caída en desgracia que tiene que aprender a sobrevivir sin dinero y con gente diferente a la que está acostumbrada. Dos días antes, la cinta le valió el Premio Netflix a la mejor ópera prima otorgado por la plataforma de streaming y Cinema 23, la organización que concede el Premio Iberoamericano de Cine Fénix.
El premio a la mejor actuación masculina recayó en el joven Lorenzo Ferro, de la película “El Ángel”, quien con su interpretación del asesino argentino Robledo Puch superó a actores experimentados como Rodrigo Santoro, Gael García Bernal y Daniel Giménez Cacho.
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Ferro subió al escenario y advirtió que no “había hecho la tarea” por lo que no tenía un discurso preparado.
“No maten el cine porque es de las mejores escuelas que hay”, dijo el actor quien expresó su rechazo al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y al de Argentina, Mauricio Macri.
El activismo de los invitados argentinos también se sintió después de que la rapera chilena Anita Tijoux y la rockera mexicana Jessy Bulbo interpretaron la canción “Antipatriarca”. Asistentes como la actriz y cantante Lali Espósito levantaron pañuelos verdes como el que llevan las mujeres que luchan por el derecho al aborto legal y seguro en Argentina.
La cinta de época “Zama”, de la directora argentina Lucrecia Martel y protagonizada por Giménez Cacho, arrasó en las categorías técnicas tras llevarse los premios a la mejor fotografía de ficción, edición, sonido y diseño de arte. El galardón al mejor guion fue para Laura Mora y Alonso Torres por “Matar a Jesús”.
La historia española de suspense “La casa de papel”, de Antena 3 y Netflix, confirmó su estatus como favorita del público al ganar el Fénix a la mejor serie.
“Este premio es muy emocionante para nosotros porque ‘La casa de papel’ propone una mirada emocional, nueva, sobre un género eminentemente norteamericano”, dijo el director Alex Pina. “Y esa mirada es latina, es una mirada mediterránea y es una mirada iberoamericana”.
La primera temporada de la producción mexicana de Fox Premium “Aquí en la tierra” ganó el premio al mejor ensamble actoral de serie. El actor mexicano Tenoch Huerta, quien desfiló por la alfombra roja con muletas y un pie vendado, dijo con humor “Rómpete una pata, decían, y te va a ir bien”.
La historia creada por García Bernal, Kyzza Terrazas y Jorge Dorantes es un thriller político sobre una influyente familia mexicana.
“Es una serie acerca de la defensa de los territorios y no de los territorios físicos, sino de los territorios de la libertad, del bien común, de la dignidad humana”, dijo García Bernal.
El retrato de una excéntrica madre española de “Muchos hijos, un mono y un castillo”, de Gustavo Salmerón, obtuvo el premio al mejor largometraje documental. Para su película, Salmerón documentó la vida de su familia durante 14 años tomando a su madre como eje conductor.
“Yo he sido una señora de casa y ahora estoy elevada a la potencia de actriz a mis 83 años. Estoy gorda pero yo no tengo la culpa, sois vosotros por los taquitos y todas estas cosas que he comido estos días”, dijo Julita, la madre del director. “A ver si al año que viene vuelvo con otra película”.