En meses recientes, la mera acusación de conducta sexual impropia ha sido una sentencia a muerte profesional para muchos hombres poderosos. Pero el CEO de CBS, Leslie Moonves, sigue en su puesto tras los alegatos de acoso en su contra, una rareza en la era del #MeToo.
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Decenas de hombres de poder -en la política o la farándula- cayeron de su pedestal tras la seguidilla de revelaciones que siguió al caso Weinstein, causante de todo un terremoto en Estados Unidos y más allá.
Para algunos la suerte les cambió en cuestión de minutos, como al fiscal del Estado de Nueva York, Eric Schneiderman, quien dimitió a inicios de mayo poco después de la publicación de un artículo donde lo acusan de violencia contra cuatro mujeres.
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Pero más de una semana después de que seis mujeres lo acusaron públicamente de acoso sexual en la revista The New Yorker, Leslie Moonves sigue al frente del grupo televisivo CBS. Su segunda esposa Julie Chen, ancla de CBS, lo respalda y varias ejecutivas de la empresa lo han defendido públicamente.
La corporación televisiva perdió 2.000 millones de dólares en valor de mercado tras la publicación del artículo en The New Yorker, y la junta contrató abogados para investigar, pero el ejecutivo de 68 años no ha sido ni siquiera suspendido.
Incluso fue implícitamente confirmado en su cargo el lunes por el consejo administrativo, a la espera del fin de la investigación.
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"Es muy sorprendente que la junta, dado el nivel de detalle y de verificación (en el artículo), no haya al menos suspendido a Moonves temporalmente", dijo Rich Greenfield, un analista de medios de BTIG, en el programa online Cheddar.
Para Jeffrey Sonnenfeld, profesor de negocios en Yale, la lentitud en la reacción se debe a la composición de la junta -donde la edad promedio es 74 años- y no a un cambio cultural que sugeriría que el fervor revolucionario de #MeToo estaría cediendo espacio ante una respuesta más moderada a los señalamientos de acoso sexual.
"Creen que muestran valentía al cerrar filas, pero de hecho revelan cobardía, si no es que un apoyo como de secta, a una persona sobre los intereses de los accionistas", dijo Sonnenfeld a la AFP.
A diferencia de otros casos similares, las reacciones públicas han sido limitadas. Hay una relativa calma en las redes sociales y los anunciantes siguen como si nada.
Texto: Jennie Matthew/AFP