Cuando faltan pocas horas para la inauguración oficial de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, el evento comienza a tambalearse, pues podría ser nuevamente aplazado o incluso cancelado por el incremento de casos de covid-19 que se presentaron en las últimas horas.
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Así lo confirmó el jefe del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos, Toshiro Muto, quien no descartó ningún escenario ante el panorama que se vive en Tokio.
“No descartamos ninguna posibilidad, se pueden volver a aplazar o hasta cancelar”, dijo el dirigente, según la prensa nipona.
Y es que según los reportes, ya son más de 70 contagios los que se ha registran alrededor de los Juegos. En la Villa Olímpica, tres deportistas han dado resultados positivos, de ellos, dos futbolistas sudafricanos y un jugador checo de voleibol de playa, así como una gimnasta estadounidense.
Población local no quiere Juegos Olímpicos
Cabe mencionar que gran parte de la población nipona está en contra de que se lleven a cabo los Juegos Olímpicos, debido a la pandemia por covid-19; sin embargo, pese a las dificultades, el evento sigue su curso, aunque las alarmas ya están encendidas.
La inauguración oficial está prevista para este viernes aunque desde este miércoles comienzan algunas competencias oficiales.
Japón y el covid-19
Cabe mencionar que en enero de 2021 se decretó un segundo estado de emergencia en Japón. Las restricciones se mantuvieron durante la mayor parte del periodo anterior a los Juegos Olímpicos.
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El agravamiento de la situación sanitaria fue alimentando una oposición cada vez mayor contra los Juegos Olímpicos en Japón y los rumores de una cancelación del evento ganaron fuerza, pero los organizadores los fueron desmintiendo.
Mientras la vacunación comenzaba en Estados Unidos y Gran Bretaña, las cosas avanzaban mucho más lentamente en Japón, tercera potencia económica mundial.
El ritmo se aceleró a partir de mayo, pero a una semana de la apertura de los Juegos Olímpicos, apenas un 20% de la población japonesa estaba completamente vacunada y los organizadores decidieron prohibir la presencia de los espectadores en casi todas las sedes olímpicas, por primera vez en la historia de los Juegos.