El sacrificio que Abel Jocholá ha hecho para correr en la 58 edición de la Vuelta a Guatemala lo ha llevado a perder 20 libras en siete meses, a sacrificar el tiempo con su familiar, incluso en el trabajo.
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El ciclismo es algo que le ha apasionado desde niño, cuando nació hace 40 años en la aldea Las Mercedes, en Patzún, Chimaltenango. En este año corre precisamente la para asociación de ese departamento en busca de una revancha deportiva.
El pasado
“Me costó muchísimo de asimilar. Cuando ya no pude correr lloraba al ver lo que me perdía, fue un momento difícil, pero ahora es diferente”, dice Abel mientras se ajusta el casco frente a la Catedral Metropolitana de donde saldrá la etapa 1.
Es el más veterano de su equipo, pero se muestra con tanto entusiasmo como cuando en 2003 salió como campeón de las metas volantes en la Vuelta a Guatemala. “Quiero agradecer a mi familia por estar en las buenas y en las malas”, comenta Abel, quien le cuenta a Publinews que ha recibido apoyo en las redes sociales y en su pueblo, donde le prometieron hacer fiesta para recibirlo.
Asegura que tiene mucho que agradecer y primero lo hace a Dios, luego a su familia y después a todas las personas que estuvieron con él en los momentos más difícil tras la suspensión.
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Con meta clara
“Llevo siete meses de preparación por lo que calculo que llego al 70 por ciento en mi condición física, no al nivel de los punteros, pero tampoco estaré en la cola, quiero ser protagonista en algunas etapas”, dice Abel Jocholá, cuyo nombre está en el recuerdo de quienes hace 14 años escuchaban las transmisiones de radio.
Las condiciones en las que Abel regresa a la máxima competencia del ciclismo son diferentes a cuando fue campeón de la velocidad, pero en esta ocasión, con más años, solo quiere disfrutar como un niño, pero con el objetivo claro de terminar las 10 etapas de la vuelta.