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Juan Carlos Sagastume primero en el ranquin mundial de la Asociación Internacional de Ultra Triatlón IUTA

“LA PARTE MÁS DIFÍCIL NO FUE LA FÍSICA SINO LA PSICOLÓGICA”, dice el atleta

Juan Carlos Sagastume es padre de familia. Tiene dos hijas y cuando salen de paseo él va en bicicleta para no dejar de entrenarse. Tiene una empresa familiar y da charlas motivacionales, con lo que costea sus competencias. 

Juan Carlos es de las personas que cuando te cuentan sus experiencias te dan ganas de hacer ejercicio, de cambiar tu vida, tus hábitos y luchar por esos sueños que no salen de tu cabeza, que no te animas a realizar, no es para menos, su calidad como atleta no dista de su carácter como persona, y siempre te dirá “nada es imposible”, “solo tienes que proponértelo”.

Recientemente consiguió un logro histórico para Guatemala, ganó el Doble Ironman de Orlando, Florida, Estados Unidos, y además se convirtió en el primer atleta nacional en ubicarse en el primer lugar del ranquin mundial de la Asociación Internacional de Ultra Triatlón (IUTA), a sus 44 años y en su primera experiencia, pues antes solo hacía carreras de ultra resistencia.

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¿En qué consiste esta competencia?

Se hacen ocho kilómetros de natación, 360 de bicicleta y 84 de carrera. Fue la primera vez que participé, quería salirme un poco de lo que usualmente hago, carreras y maratones de ultrarresistencia.

¿Se propuso ganarla o solo quería probar algo distinto?

Primero buscaba terminar entre los cinco primeros, que era ambicioso porque nunca había participado en esta competencia; segundo, finalizar en el podio, y tercero, concluir el evento en 24 horas, al final lo hice en 24:55:56. Puedo decir que a pesar de que nunca había hecho ni un Ironman, mi cuerpo tiene la capacidad, después de 27 años de competencias y entrenamientos.

¿Y cómo fue el inicio?

Divertido, en el lago en Orlando, me di cuenta de que todos iban con un traje que sirve cuando el agua es muy fría, de manga larga, cuello y hasta los tobillos, yo iba con mi calzoneta, gorro y anteojos, me sentí fuera de lugar (sonríe). 

¿Y eso fue un problema?

No. Mi sorpresa fue que el agua era totalmente negra, no veía nada, no podía nadar bien por temor a que alguien me pateara, después tomé ritmo y, aunque mi debilidad es la natación, terminé tercero. Luego me puse el traje de ciclismo y empecé a pedalear me dijeron que había pasado al segundo lugar y eso me motivó, me sentí fuerte.

¿Qué tramo fue más difícil?

La parte más difícil no fue la física sino la psicológica. Antes de empezar la última etapa pensé que acababa de pedalear 360 kilómetros, que es como ir de la ciudad a Poptún, Petén, y luego salir a correr 84 kilómetros, eso me golpeó, para entonces ya eran las 11 de la noche y la competencia había arrancado a las 8 de la mañana, pero continué. Luego me informaron que el colombiano que iba primero abandonó, y al ver que aventajaba al segundo lugar por una hora y 40 minutos tomé dos descansos, de 8 y 10 minutos, en los que me dormí.

¿Y cómo fue el final?

Tengo una bandera que durante 10 años he llevado a todos lados, me la entregaron metros antes de la meta y los organizadores hicieron sonar el himno de Guatemala, fue muy emocionante.

¿Sabía que sumaría puntos en el ranquin mundial?

No. Fue una sorpresa cuando leí en la medalla, que era una competencia de Copa Mundial, ahora lidero con 150 puntos. Estar en primer lugar en un ranquin mundial es algo que nunca me hubiera esperado, es grandioso.

¿Cómo llegó a ser un atleta de ultrarresistencia?

Hice ciclismo de montaña y ruta durante 10 años, y en 2000 comencé a hacer ultramaratones y carreras de aventura, así descubrí que las carreras con más dificultad mental eran mi fuerte.

¿En qué carreras participó?

En la de Ehunilak del País Vasco, España (165 km), pero la mejor fue la de A Través del Cielo (EE. UU.) a una altura de 3 mil 500 metros, terminé tercero y ha sido uno de los resultados más importantes que he tenido. La de mayor distancia fue de 510 kilómetros en Canadá, con una temperatura de -35 grados centígrados. Pero la más dura fue la de Tor Des Geants, en Italia, duró 80 horas y dormí solo dos, en el recorrido, a un lado había una pared de piedra y al otro, un precipicio. La última fue en África, en la Isla de la Reunión.

 

¿Y qué sigue?

Haré otros dos Doble Ironman, en julio y octubre, en Estados Unidos, planeo terminar el año entre los cinco primeros en el ranquin mundial.

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