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Ubicada en el barrio Castilla de Medellín, esta obra de cemento es, en realidad, el primer gran homenaje que se le hizo al legendario portero.La escultura fue realizada en 1989 por Tulio Enrique Garzón, un artista del barrio. El motivo no fue la acrobacia de Wembley, que ocurriría seis años después, sino un hito que marcó para siempre al fútbol colombiano: la obtención de la Copa Libertadores por parte del Atlético Nacional.
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En esa gesta, Higuita fue una figura fundamental, atajando penales decisivos y demostrando un estilo de juego revolucionario. Los vecinos, orgullosos de su héroe local, decidieron inmortalizarlo.
Hecha con más corazón que recursos, la estatua de aproximadamente 1.50 metros captura la esencia de un Higuita joven, con su característica melena y sosteniendo un balón. Es un tributo genuino y popular, nacido del agradecimiento de su propia gente.
El cartel que se observa en la fotografía con la leyenda “Wembley 1995” es una adición posterior, un testimonio de cómo la comunidad ha ido actualizando este rincón para conmemorar los dos momentos más grandes de la carrera de su ídolo.